¿Son los datos y las apps el futuro de la educación física?

La tecnología puede ser un gran aliado en el camino hacia una estrategia de educación física que funcione.

¿Son los datos y las apps el futuro de la educación física?
La tecnología puede ser un gran aliado en el camino hacia un currículum de educación física más apto para el siglo XXI. Foto: Bigstock
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La clase de deportes ha sido conocida durante décadas como el recreo que no es recreo, los niños salen a jugar, pero con un objetivo didáctico desde la perspectiva atlética. Dependiendo del maestro, su preparación y aficiones deportivas, las instalaciones y recursos con los que cuente la institución determinarán las disciplinas deportivas que incluirá la clase durante todo el semestre.

Estados Unidos, por ejemplo, no cuenta con un currículum nacional de educación física, de acuerdo a la información más reciente recabada en 2016; tampoco México, por lo mismo, la materia de educación física no ha tenido el mismo avance y evolución que las materias curriculares. Esto es crítico en países con alto nivel de obesidad infantil, como lo son los dos anteriores.

¿Qué le falta a la educación física para cumplir su propósito de desarrollar habilidades motoras, deportivas y sociales en los alumnos, además de mantenerlos sanos? En ausencia de programas escolares para el desarrollo deportivo, una buena opción es la tecnología.

El caso de un maestro en Chicago

Jon Szychlinski tiene una inquietud que podría cambiar la forma en la que se enseña educación física en las escuelas. Para este profesor del distrito escolar Berwyn Norte 98, en Estados Unidos, la educación física es la misma, pero cada niño es diferente. Szychlinski trabaja de cerca con desarrolladores de software de monitoreo para ofrecerle a cada alumno la educación física que necesita para cumplir los objetivos de la clase.

El maestro aboga por el uso de datos para mostrar un estado general de la salud física de los alumnos, su desempeño, nutrición y el cumplimiento de los objetivos de la clase. Szychlinsk cree que no solo los datos, sino el contexto detrás de ellos pueden ayudar a los estudiantes a ver patrones entre su salud física y su nivel académico. Esto produce evidencia concreta de los efectos de las decisiones de los estudiantes sobre sus hábitos alimenticios y actividad física, y los guía para tener mejores conductas que los beneficien en este rubro.

La necesidad de continuidad en un proyecto de educación física

Los programas de monitoreo y las aplicaciones móviles son solo herramientas, al final del día es posible a aprovecharlas para detectar patrones en la información de la nutrición y actividad física de los estudiantes. Pero esto no tendrá un impacto significativo al menos que las escuelas registren y cuantifiquen con un solo estándar los patrones y el progreso de los alumnos en la clase de educación física.

Tenemos métricas claras y uniformes al momento de evaluar las habilidades y conocimientos en materias como matemáticas o español a niveles estatales y nacionales, pero no existen los mismos criterios para las clases de deportes en países como Estados Unidos o México.

Uno de los mayores retos sería elaborar un currículum que permitiera una continuidad en el desarrollo de una cultura de salud en las escuelas que cubriera tanto las habilidades físicas de los estudiantes como sus indicadores de bienestar. El problema de base es que falta el entendimiento de que la clase de la educación física no es propiamente para enseñar a los niños a hacer deporte, sino a estar y sentirse bien. Existe todo este espectro de bienestar integral que rara vez se ve incluido en los programas de educación física.

La educación física, bien aplicada, puede tener un impacto significativo en el desempeño académico de los estudiantes, así como su salud emocional, habilidades sociales y nivel de estrés. Más que solo ofrecer una hora de actividad física y juegos, la educación física puede cambiar el ánimo y disposición completa de un salón, ya sea a través de proyectos que sustituyen la suspensión o detención por sesiones de meditación o apps que ayudan a dominar la disciplina.

Otro desafío fundamental es el aprovechamiento y seguridad de los datos usados para realizar estrategias eficientes de educación física. Los datos de desempeño físico y salud de los estudiantes es información privada y sensible; usarlos para fines educativos no solamente conlleva un riesgo de filtración, sino de hipervigilancia. La integración de apps para monitoreo y registro implica el establecer tanto diálogo como reglas éticas que permitan crear un balance entre el aprovechar la información y respetar la privacidad de los estudiantes.

Herramientas de monitoreo de distintas variables que integran el bienestar físico y mental son valiosas porque permiten que la educación física abarque más que solamente enseñar sobre deporte y juegos, creando un impacto positivo mayor en el día a día de los estudiantes. Pero lo que más se necesita es volver a priorizar la educación física como parte de la estrategia educativa, y no como un “recreo supervisado”.

Este artículo del Observatorio del Instituto para el Futuro de la Educación puede ser compartido bajo los términos de la licencia CC BY-NC-SA 4.0