“En la ciudad, la educación va más allá de las aulas”

¿Y si repensamos las escuelas como refugios urbanos?

“En la ciudad, la educación va más allá de las aulas”
Una niña en patinete juega frente la Escuela Doctor Ferran i Clua, Barcelona. Foto por: Mònica Moreno.
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¿Dónde acaba la escuela y empieza la ciudad? Se preguntan María Pía Fontana y Miguel Y. Mayorga Cárdenas en un artículo publicado en The Conversation, edición España. Los expertos en urbanismo y arquitectura plantean que la pandemia nos ha dado la oportunidad de reflexionar sobre cómo están diseñadas nuestras ciudades y, en particular, nuestras escuelas.

Los expertos en urbanismo y arquitectura proponen que las escuelas (y sus patios y sus alrededores) deben ser refugios climáticos dentro de las zonas urbanas y enfatizan la importancia de recordar que la educación también tiene una función urbana, social y ambiental. Porque en las escuelas y sus alrededores “se aglutinan personas y también actividades”.

Para los autores, “en la ciudad, la educación va más allá de las aulas” ya que una escuela debe ser capaz de ejercer de lugar de encuentro y de equilibrio social, habilitando sus espacios para que éstos no solo puedan ser utilizados por la comunidad, sino que también sean “accesibles, inclusivos, interconectados y más naturales”. Espacios que escuchen su entorno y respondan de acuerdo con las necesidades de este.

Dos jóvenes del Instituto Viladomat (Barcelona) conversan en las jardineras con bancos instaladas en la zona pacificada en torno al centro educativo. Foto por: Isaac Planella.
Dos jóvenes del Instituto Viladomat (Barcelona) conversan en las jardineras con bancos instaladas en la zona pacificada en torno al centro educativo. Foto por: Isaac Planella.

En Barcelona, desde donde escribo estas líneas y ciudad donde resido desde hace más de siete años, se han puesto en marcha acciones para convertir las escuelas en entornos seguros y saludables a través de la “pacificación” de sus accesos, es decir, sus calles y banquetas. La iniciativa “Protegemos las escuelas”, con miras al 2023, busca “reducir la contaminación del aire y el ruido ambiental, disminuir la accidentalidad en los puntos de entrada y salida de los centros suprimiendo carriles de circulación y plazas de aparcamiento y reduciendo la velocidad, y crear espacios de encuentro de un mínimo de 10 metros de diámetro con verde y mobiliario urbano para pasear y hacer actividades”.

A esta iniciativa se suman las “superilles” o supermanzanas, una propuesta que tiene como objetivo transformar las calles de la ciudad para recuperar y regresarle a las personas “una parte del espacio que actualmente ocupan los vehículos privados”. Para sorpresa de muchas personas (me incluyo), esta iniciativa no ha sido del todo bien recibida. Los “afectados” incluso han protestado contra las zonas de bajas emisiones con centenares de vehículos cortando el tráfico y colapsando las calles. Así como lo lees. Pero ese es un debate para otro lugar y otro momento.

Supermanzana del Poblenou, 2018. Foto por: Vicente Zambrano González.
Supermanzana del Poblenou, 2018. Foto por: Vicente Zambrano González.

En París también se están tomando medidas para hacer frente no solo a los altos niveles de contaminación de la ciudad sino para crear una nueva urbanidad que mejore la calidad de vida de las personas que la habitan. Su propuesta es crear una “ciudad de los quince minutos”, es decir, una ciudad de la proximidad en donde sus habitantes puedan encontrar todo lo necesario a quince minutos de casa. Esta iniciativa tiene a la Escuela sea la “capital” del distrito, el centro de la ciudad. ¿Y cómo planean lograrlo? Abriendo los patios escolares y universitarios al público, acción que ya se puso en marcha desde el pasado 23 de enero. Aquí pueden leer más sobre este proyecto urbano (está en francés, pero pueden traducirlo, aquí les digo cómo hacerlo).

Estas y otras iniciativas similares contrastan con la realidad de mi ciudad natal, Monterrey (México), en donde el coche es prioridad y los espacios públicos escasean. Tal es la escasez que incluso se tienen que recabar firmas para pedir la creación de espacios para que los niños tengan donde jugar al aire libre. No encontré el enlace a esta iniciativa que encabezan dos queridos amigos y colegas (así que Mirtha, León, si están leyendo esto, pueden poner el enlace en los comentarios), pero este es solo uno de los muchos ejemplos que puedo listar aquí para poner en evidencia que, así como Monterrey, existen muchos otros lugares donde la ciudad ya no les pertenece a las personas que la habitan.

En este contexto, el Tec de Monterrey puso en marcha en 2012 el proyecto DistritoTec, que busca regenerar la zona urbana aledaña a su campus Monterrey, habilitando espacios verdes y de recreación de acceso libre para todas las personas, además de abrir las puertas del campus que hasta hace algunos años eran de uso exclusivo de estudiantes y su comunidad académica. Esta iniciativa busca repensar el campus y sus alrededores a través del Urbanismo Táctico, una herramienta que pone a las personas en el centro de los proyectos urbanísticos. Es decir, replantea los espacios públicos partiendo desde la visión de las propias usuarias, priorizando la seguridad, accesibilidad y comodidad de las más vulnerables en la pirámide de la movilidad: peatones y ciclistas.

El 16 de diciembre del 2020 el World Resources Institute (WRI) anunció a DistritoTec como uno de los cinco proyectos finalistas del Premio Ross para Ciudades, un reconocimiento a nivel mundial que destaca iniciativas que están generando un impacto positivo en las comunidades y que al mismo tiempo enseñan cómo se puede vivir y prosperar en un clima cambiante. Aunque por la pandemia actualmente el campus está cerrado, esta iniciativa sigue en marcha y queda todavía mucho trabajo por hacer, sobre todo tomando en cuenta las nuevas problemáticas y necesidades que han surgido a raíz de la pandemia.

Hoy más que nunca, este tipo de iniciativas son imprescindibles. Es momento de repensar la Escuela (y la Universidad) como espacio público, de cohesión y reactivación ciudadana, como espacios de convivencia y de ocio, y como refugios en medio de la urbe.

Hasta la próxima semana.

Editora en jefe
Observatorio de Innovación Educativa

Este artículo del Observatorio del Instituto para el Futuro de la Educación puede ser compartido bajo los términos de la licencia CC BY-NC-SA 4.0