El fenómeno del “karoshi” es ahora un problema mundial

De acuerdo con la OMS, “trabajar 55 horas o más por semana es un grave peligro para la salud”.

El fenómeno del “karoshi” es ahora un problema mundial
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Los japoneses tienen una palabra para nombrar un fenómeno que distingue a la cultura laboral japonesa: Karoshi (過労死). Literalmente, esta palabra significa “muerte por exceso de trabajo”. Y es que, desde la crisis del petróleo de 1973, las reestructuras laborales de este país han forjado entornos laborales donde trabajar más de 70 horas a la semana es visto como “normal” e incluso, honorable. Sin embargo, ya en los años noventa se empezaban a ver los estragos de este fenómeno, con historias de empleados que caían muertos en sus oficinas tras una extensa jornada laboral o que decidían suicidarse por no poder más con la presión del trabajo.

Desde entonces, sociólogos e investigadores japoneses se han dado a la tarea de estudiar este fenómeno cultural que, hasta hace poco, se creía que era propio y único de Japón. Es tal la problemática que el Ministerio de Salud de Japón reconoció legalmente la existencia del karoshi en 1987 catalogándolo como un problema social grave. Ante el aumento de muertes y suicidios, el gobierno japonés creó una línea telefónica de ayuda administrada por el Consejo de Defensa Nacional para las Víctimas de Karoshi, la cual recibe entre 100 y 300 llamadas cada año, según reporta Carl Court en Wired. Oficialmente, el gobierno japonés ha reportado alrededor de 200 reclamaciones por “lesiones de trabajo” por karoshi al año, aunque algunos activistas dicen que esta cifra se queda corta y calculan hasta 10,000 muertes anuales por karoshi. Court señala que este número oficial no toma en cuenta el número de trabajadores irregulares en Japón, el cual ha aumentado rápidamente desde 1990.

Más de treinta años después, hoy nos encontramos con una dura realidad: el fenómeno del karoshi ya es mundial. Hace unos días compartí en el newsletter un reporte de la Organización Mundial de la Salud y la Organización Internacional del Trabajo en el que advertían que las largas jornadas laborales aumentan las muertes por enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares. De acuerdo con la OMS, el exceso de trabajo y estrés laboral provocaron 745 000 muertes por accidente cerebrovascular y cardiopatía isquémica en 2016.

Se trata del primer estudio global que analiza las muertes y enfermedades asociadas con el trabajo excesivo y prolongado. El reporte concluye que trabajar 55 horas o más a la semana se asoció con un 35 % más de riesgo de accidente cerebrovascular y un 17 % más de riesgo de morir por una enfermedad cardíaca. Otro dato preocupante publicado en el estudio es que, a menudo, las muertes ocurren incluso décadas después.

¿Por qué esto es importante?

Aunque Japón es comúnmente el primer país en el que pensamos cuando queremos dar ejemplos de culturas laborales exigentes (incluso recientemente las empresas tienen que “obligar” a sus empleados a tomar días de vacaciones), este fenómeno no es exclusivo de este país como pensarían muchas personas. Según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en el 11 % de sus países miembros las personas trabajan más de 50 horas a la semana. En el Índice de Balance vida-trabajo publicado por la OCDE, los cuatro países donde las personas trabajan más horas son Turquía con el 33 % de los empleados, seguida por México con cerca de 29 %, Colombia con el 26.6 %, Corea del Sur con 25.2 % y hasta el sexto lugar encontramos a Japón, con el 17.9 % de sus empleados.

Si bien estas cifras ya son preocupantes, la OMS advierte que la pandemia está acelerando la tendencia hacia un aumento de las horas de trabajo. ¿Cuántos de nosotros no nos hemos visto tentados (u obligados) a extender nuestro horario laboral durante la pandemia? El hecho de tener la oficina en casa hace más difícil poner límites y establecer un verdadero balance vida-trabajo que nos permita dedicar parte de nuestro tiempo al ocio, al cuidado personal, de la familia y los amigos. El problema no solo es causado por los empleadores que exigen largas jornadas laborales, se trata de un problema sistémico, una cultura en la que el valor de una persona se mide según su productividad.

“La pandemia de COVID-19 ha cambiado significativamente la forma en que muchas personas trabajan”, dijo el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS. Pero si bien la pandemia ha empeorado las condiciones laborales, de salud y bienestar de muchas personas, también nos presenta una ventana de oportunidad para repensar cómo trabajamos, aprendemos y nos relacionamos. Llevábamos más de 30 años trabajando de una manera brutal, hasta el agotamiento extremo y, muchas veces, sin darnos cuenta o sin preguntarnos: ¿es esto normal?

No, no es normal ni deseable. “Trabajar 55 horas o más por semana es un grave peligro para la salud”, advierte la Dra. Maria Neira, Directora del Departamento de Medio Ambiente, Cambio Climático y Salud de la Organización Mundial de la Salud.

Y tú, ¿cómo te encuentras? ¿Te has replanteado tus hábitos de trabajo? ¿Ha cambiado la forma en que trabajas a raíz de la pandemia?

Karina Fuerte
Editora en jefe, Observatorio de Innovación Educativa

Este artículo del Observatorio del Instituto para el Futuro de la Educación puede ser compartido bajo los términos de la licencia CC BY-NC-SA 4.0