Apología a la repetición y memorización

El filósofo Byung-Chul Han hace una apología a la repetición y al aprender de memoria como antídotos al trastorno por déficit de atención que permea en nuestra sociedad.

Apología a la repetición y memorización
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Hace unos días, cuando revisaba un texto de uno de nuestros colaboradores externos, tuve la grata sorpresa de ver citado al filósofo surcoreano Byung-Chul Han, específicamente su libro “La desaparición de los rituales” (Herder Editorial, 2020). Aunque Han es un filósofo y ensayista reconocido por sus obras cortas y “digeribles” en las que critica a la sociedad hiperconsumista y al neoliberalismo, no todos los días lo encuentras citado en artículos relacionados con educación.

En el artículo “El ritual educativo durante la pandemia”, Andrés García Barrios reflexiona sobre cómo la pandemia ha revelado lo que él llama la “esencia ritual de la educación”, dejando en segundo plano todas esas innovaciones y modelos educativos que, aunque importantes, no superan ese elemento esencialmente humano que ha permitido que las instituciones educativas perduren bajo esta tormenta que llamamos COVID-19: el carácter ritual de la comunidad escolar. “Hoy, la comunidad mundial erosionada por el miedo tiene la oportunidad de reparar sus contornos con el simple acto de repetir algo que el ser humano fraguó desde sus orígenes. Alrededor de esa especie de hoguera que es «la escuela» (virtual, desarticulada, como sea) se vuelven a reunir día a día los niños y jóvenes estudiantes, para preservar, aún en condiciones tan difíciles, uno de los ejes de nuestro mundo”, dice García Barrios.

Recuerdo que cuando leí este libro el año pasado (¡me parece que fue hace siglos!) me impresionó que Byung-Chul Han defendiera la repetición y la memorización en la enseñanza como antídoto ante el trastorno por déficit de atención que permea en nuestra sociedad. De hecho, puse un marcador rojo en el párrafo en el que explica cómo la repetición y el aprender de memoria estabilizan nuestra atención, tan dañada por lo que Han llama «percepción serial» con la que nos apresuramos de una información a otra, de una vivencia a la siguiente, sin parar. Este binge watching o visionado bulímico nos limita a una atención plana, hueca, en la que nunca profundizamos por esa prisa por pasar al siguiente capítulo, episodio, artículo o curso.  

“Muchas formas de repetición, como por ejemplo aprender de memoria, han dejado hoy de fomentarse con el argumento de que reprimen la creatividad, la innovación, etc. Aprender de memoria se dice en francés apprendre par cœur. Al parecer solo las repeticiones llegan al corazón. No hace mucho, en vista de que cada vez hay más casos de trastorno por déficit de atención, se propuso introducir el «estudio de los ritos» como nueva asignatura escolar, para volver a ejercitar a los alumnos en las repeticiones rituales como técnica cultural. Las repeticiones hacen que la atención se estabilice y se haga más profunda”.

– Byung-Chul Han, “La desaparición de los rituales” (Herder Editorial, 2020)

Aunque Byung-Chul Han lleva muchos años asentado en Berlín, Alemania, la cultura y el ritmo de vida del mundo occidental no han viciado su visión oriental la cual nunca ha dejado de asomarse en sus obras. Para el profesor de la Universität der Künste Berlin (Universidad de las Artes de Berlín) en el mundo contemporáneo predomina una «comunicación sin comunidad» consecuencia de la pérdida de los rituales sociales, que hoy en día son tachados de obsoletos. Este llamado que hace Han a regresar a los rituales, a la repetición e incluso a la memorización me “sacó mucho de onda”, como decimos en México, porque (irónicamente) nos han repetido tantas veces que la memorización es uno de los grandes males de la educación, que encontrarme con una apología de la repetición y la memorización fue tremendamente chocante.

“La desaparición de los rituales” (Herder Editorial, 2020).

Reencontrarme con este libro gracias al texto de Andrés, me recordó que en su momento me sorprendió e incomodó tanto el párrafo citado anteriormente, que pensé que debía escribir algo al respecto. Sin embargo, un año después, al buscarlo en mi librero me encuentro solo con los Post-it rojos que dejé en las ideas que más me llamaron la atención. Y así ha pasado lo mismo con este y otros magníficos libros que he leído pues, al final, yo también soy presa de esa percepción y consumismo serial, en el que he pasado de un libro a otro en una especie de lectura bulímica y consumo de ideas que se quedan guardadas en marcadores acumulando polvo en mi librero. Este reencuentro también me recordó que a finales del año pasado pensé en formar una especie de club de lectura-conversatorio en el que pudiera rebotar, discutir y analizar las ideas de los libros que leo para pasar de eso que Han llama una «comunicación sin comunidad» a una «comunidad sin comunicación», en la que el objetivo no sea transmitir nada necesariamente sino formar comunidad, encontrar señas de identidad con otras personas.

Tal vez sea esta la señal para ahora sí animarme de una vez por todas a formar este espacio. ¿Alguna persona interesada por aquí?

Hasta la próxima semana.

Editora en jefe
Observatorio de Innovación Educativa

Este artículo del Observatorio del Instituto para el Futuro de la Educación puede ser compartido bajo los términos de la licencia CC BY-NC-SA 4.0