«Juntas, resistimos, apoyamos y sanamos»

A propósito del Día Internacional contra la Homofobia, Transfobia y Bifobia nos preguntamos, ¿de qué hablamos cuando hablamos de “educación inclusiva”?

«Juntas, resistimos, apoyamos y sanamos»
Libros especializados en temática LGBTQ. Foto por Mònica Moreno.
Una lectura de 4 minutos

El día de ayer, 17 de mayo, se celebró el Día Internacional contra la Homofobia, Transfobia y Bifobia (IDAHOBIT por sus siglas en inglés). El tema de este año es “Juntxs, resistimos, apoyamos y sanamos». Confieso que hasta ayer no tenía conocimiento de esta fecha (tacha para mí), pero me puse a investigar y esto fue lo que encontré: El IDAHOBIT se creó en el 2004 para crear conciencia sobre la violencia y la discriminación que sufren las personas lesbianas, gays, bisexuales, transgénero, intersexuales y todas las personas con diversas orientaciones sexuales, identidades o expresiones de género y características sexuales. ¿Por qué el 17 de mayo? Se eligió específicamente este día para conmemorar la decisión de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1990 de desclasificar la homosexualidad como un trastorno mental.

Este año, en el marco de los actos y eventos alrededor de esta fecha que se celebra en más de 130 países, la UNESCO y la Organización Internacional de Jóvenes y Estudiantes Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transgénero, Queer e Intersex (IGLYO por sus siglas en inglés) lanzaron el día de ayer el reporte Don’t look away: no place for exclusion of LGBTI students, que recoge los resultados de una encuesta realizada a más de 17.000 lesbianas, gays, bisexuales, trans, no binarios, no conformistas de género e intersexuales de 13 a 24 años en Europa. Entre los hallazgos más alarmantes del estudio destaca que el 54 % de los estudiantes encuestados han experimentado acoso escolar en la escuela al menos una vez por su orientación sexual, identidad de género, expresión de género o variaciones de características sexuales. La encuesta también encontró que el 83 % de las personas encuestadas ha presenciado comentarios negativos hacia los estudiantes LGBTIQ.  

¿Por qué esto es importante?

En primer lugar, porque se supone que las escuelas deben ser seguras, inclusivas y solidarias para todos los alumnos. En 2015, los Estados Miembros de las Naciones Unidas se comprometieron a lograr una educación inclusiva para el 2030 (Objetivos 4 y 5 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible), pero ¿de qué hablamos cuando hablamos deeducación inclusiva”? De acuerdo con la UNESCO, se trata de “garantizar que los sistemas educativos permitan que todos los niños, jóvenes y adultos aprendan y desarrollen su potencial”. Sin embargo, la inclusión se ha asociado principalmente con garantizar que las niñas y niños con discapacidades asistan a la escuela. Esta visión limitada del concepto de inclusión ha puesto en riesgo a millones de estudiantes en todo el mundo, especialmente aquellos más vulnerables y con mayor riesgo de sufrir algún tipo de violencia. Conscientes de esta problemática, el reporte de IGLYO y la UNESCO amplia el alcance del término “inclusión” para referirse a “las necesidades de cualquier persona en riesgo de exclusión y discriminación en la participación y experiencia educativa”. El reporte hace hincapié en que hoy en día muchas personas son excluidas y discriminadas por su orientación sexual, identidad de género, expresión de género o características sexuales (ya sea reales o percibidas).

En segundo lugar, creo que es importante destacar que el estudio fue realizado en Europa, continente que alberga 16 de los 28 países que han legalizado el matrimonio entre personas del mismo sexo en todo el mundo. Si bien no toda la Unión Europea está a favor de los derechos de la comunidad LGBTIQ, Europa Occidental es una de las regiones más progresistas del mundo en este tema. Si esto pasa en una de las regiones más progresistas y seguras del mundo para la comunidad LGBTIQ, ¿cómo será la experiencia que vive la comunidad LGBTIQ en regiones como Latinoamérica, Asia, Oriente Medio y África? En todo el mundo, los estudiantes LGBTIQ soportan todos los días condiciones hostiles en la escuela, experimentando acoso y discriminación e incluso, violencia física. En México, por ejemplo, el “bullying homofóbico” es una práctica común. De acuerdo con datos del Gobierno de México, 61 % de los estudiantes LGBTQI reportan incidentes de acoso escolar con base en la homofobia en sus escuelas, y 92 % de los estudiantes han sido víctimas de agresiones verbales debido a su orientación sexual, apariencia física, atuendo o falta en el cumplimiento de reglas sociales ligadas a estereotipos de género.

Pero esta situación no es exclusiva de los estudiantes. La comunidad LGBTIQ de docentes, académicos, personal investigador y administrativo que labora en escuelas y universidades también sufre discriminación y violencia dentro y fuera del entorno escolar. El pasado 15 de junio de 2020 la Corte Suprema de los Estados Unidos hizo historia al aprobar leyes federales que prohíben la discriminación laboral de personas LGBTQI en este país. “Para los maestros que históricamente han enfrentado discriminación sexual, homofobia y transfobia, estas protecciones son el cambio que estaban esperando para poder ejercer su profesión con la misma estabilidad de la que gozan sus compañeros cisgénero y heterosexuales”, escribía mi compañera Sofía García-Bullé en un artículo que publicamos el año pasado. La comunidad de científicos LGBTQI también ha expresado que se sienten “invisibles” en los laboratorios, aulas y entornos laborales en universidades e instituciones.

¿Qué podemos hacer al respecto?

Más allá de establecer a nivel institucional medidas y políticas inclusivas con la comunidad LGBTQI, me parece que el primer paso es escuchar a las personas. ¿Cuáles son las necesidades de las personas lesbianas, gays, bisexuales, transgénero, intersexuales, queer y asexuales? ¿Las políticas inclusivas en mi institución han sido elaboradas top-down o bottom-up? El segundo paso es informarse, un acercamiento a la teoría queer y a la pedagogía queer no solo es deseable sino necesaria para visibilizar y reconocer a las personas que no siguen la heteronormatividad y de esta manera poder comprender las construcciones sociales que sostienen la condición marginal que hasta ahora vive esta comunidad y cómo esta discriminación y violencia nos afectan a todas las personas, no solo a este colectivo. Aquí abajo voy a poner una lista de libros y lecturas recomendadas para aproximarnos a la LGTBIfobia y les invito a que compartan en los comentarios sus recomendaciones de lecturas sobre este tema.

  • El género en disputa (Judith Butler)
  • El fin del armario (Bruno Bimbi)
  • Pensando Queer – Sexualidad, cultura y educación (Shirley R. Steinberg y Susan Talburt)
  • Mi adolescencia trans (Fumetti Brutti)
  • La construcción de las identidades de género. Actividades para trabajar con jóvenes y adolescentes (Alba Barbé i Serra, Carles Vidal y Sara Carro)
  • El fin de la homofobia (Marcos Paradinas)
  • Para acabar con Eddy Bellegueule (Édouard Louis)
  • Mi hermano femenino: Carta a la amazona (Marina Tsvietáieva)
  • Resistencia bisexual (Elisa Coll Blanco)
  • Después de lo trans (Elizabeth Duval)
  • Arrow Music (Bryher)
  • Transexualidades. Otras miradas posibles (Miquel Missé)


Hasta la próxima semana.

Editora en jefe
Observatorio de Innovación Educativa

Este artículo del Observatorio del Instituto para el Futuro de la Educación puede ser compartido bajo los términos de la licencia CC BY-NC-SA 4.0