Cuatro cientifiques LGBTQ+ que cambiaron la ciencia

Desde reformas de salud pública hasta revoluciones de la informática, hay mucho que decir sobre las aportaciones de las personas LGBTQ+ en la ciencia.

Cuatro cientifiques LGBTQ+ que cambiaron la ciencia
La comunidad LGBTQ en carreras STEM. Foto: Licencia: CC0 Public Domain.
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Visualizar y normalizar es crucial para asegurar la permanencia de las personas LGBTQ+ en la producción científica.

Este año marca un cambio para la celebración del orgullo en la comunidad STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics: ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), el Día Internacional de las Personas LGBTQ+ en la ciencia (18 de noviembre) cambia de julio a noviembre, esto con la intención de alinear la fecha con otro evento por demás significativo: el 60 aniversario de la pelea judicial del astrónomo y activista Frank Kameny en las cortes estadounidenses por recuperar su derecho a laborar, retirado por discriminación homofóbica.

El derecho a un espacio de trabajo sin discriminación es algo por lo que se sigue trabajando en todos los rubros. En el caso de las personas LGBTQ+ que trabajan en ciencia, queda mucho camino por recorrer. De acuerdo con la organización Pride in STEM, 28 % de las personas LGBTQ+ han considerado abandonar sus trabajos en la producción científica debido a un ambiente laboral hostil, también 20 % de las personas trans. En el campo epistémico de la física, por ejemplo, la mitad de los estudiantes trans y no binarios son acosados dentro de sus departamentos académicos.

La visibilización es una de las formas más básicas para concientizar sobre el valor del trabajo de las personas LGBTQ+ en la ciencia, humanizarlas y marcar el camino para normalizarlas dentro de las disciplinas STEM. En conmemoración de esta fecha, repasamos el trabajo y la experiencia de las personas no heteronormadas que han brindado aportaciones históricas a la producción científica.

El gran cifrador: Alan Turing

El abanico de disciplinas que dominaba Alan Turing era vasto e impresionante. El académico inglés navegaba los terrenos epistémicos de las matemáticas, informática, lógica, criptoanálisis, teoría biológica y filosofía. Si la época en la que vivió hubiera sido tan diversa como los campos que estudió, no necesitaríamos una fecha para conmemorar la lucha contra la homofobia.

El también llamado padre de la inteligencia artificial fue responsable de grandes aportaciones al esfuerzo de los Aliados durante la Segunda Guerra Mundial y al avance de la ciencia. Uno de sus logros más destacados fue la creación del dispositivo electromecánico Bombe, ideado para descifrar el código enigma, un alto cifrado alemán para comunicaciones militares nazis. Gracias a esto, los aliados pudieron adelantarse a varias estrategias germanas durante el conflicto, lo cual fue crucial para la derrota de Alemania en 1945. La ingeniosa máquina también fue precursora de la computadora programable electrónica digital.

Turing quien fuera galardonado con la Orden del Imperio Británico por su contribución al término de la guerra, fue descubierto por las autoridades y arrestado por “conducta homosexual” en 1952. Para evitar una condena de prisión, el científico optó por la castración química, que se consideraba un tratamiento médico aceptable en aquella época. Turing muere tan solo dos años después, al ingerir una manzana con cianuro. La reina Isabel le otorgó el perdón real en diciembre del 2013, 60 años después de su muerte.

La detective médica: Sara Josephine Baker

Las contribuciones de SJ Baker a la medicina fueron instrumentales para formar las estrategias y políticas de prevención que tenemos hoy en día, invaluable especialmente en tiempos de pandemia. Fue la primera directora del Buró de Higiene Infantil en Nueva York. Trabajaba constantemente dentro de las zonas habitadas por familias inmigrantes, y dedicó gran parte de su trabajo a mejorar las iniciativas de salud para niños y madres en Estados Unidos.

Al final de su primer año como directora, la mortalidad infantil en la ciudad había bajado a solo 1200 muertes. Quizás este número suene alarmante, pero poniéndolo en proporción, 90,000 niños sobrevivieron en 1908 gracias al trabajo de Baker. La doctora Baker es también conocida por su destacada labor contra epidemias, como el primer brote de tifoidea y su férrea persecución del paciente cero, la cocinera Mary Mallon.

Más allá de su trabajo como médica, Baker era una persona militante, fue feminista y sufragista en una época en la que el voto femenino y la intención de conseguirlo era algo fuera del marco de la ley. Formó parte de la primera marcha feminista en Estados Unidos, en la que participaron 500 mujeres que visitaron al presidente Woodrow Wilson para abogar por el derecho al voto. De la misma forma busco conceptualizar, visibilizar y normalizar su orientación sexual en un tiempo en la que la tradición victoriana que romantizaba la amistad femenina comenzaba apenas a ver los grises entre los lazos fraternales femeninos y el discurso de las relaciones entre el mismo sexo.

Un profesor curioso: Ben Barres

Uno de los investigadores de neurociencia más destacados, Ben Barres, es recordado principalmente por su curiosidad científica, además de su enorme dedicación y afecto para con la comunidad académica y estudiantil. El también profesor centró su estudio en las células gliales, las más numerosas, pero menos populares compañeras de las neuronas. Estas células permiten la comunicación e integración de las redes neuronales. Barres estudió su rol específico en el desarrollo de enfermedades.

Barres, en colaboración con diversos científicos y académicos realizó descubrimientos que revolucionaron el tratamiento de enfermedades neurodegenerativas, como el glaucoma, la esclerosis múltiple, el Alzheimer y la embolia, entre otros. De acuerdo con sus resultados, lo que motiva estos desórdenes, es un proceso en el que las células gliales invierten su proceso, cambiando de nutrir las neuronas a destruirlas. Este avance epistémico potencializa el desarrollo de cuidados médicos que podrían salvar millones de vidas en un futuro próximo.

La maestra del procesador: Lyn Conway

1968 no fue un año históricamente tranquilo, lo fue menos aún para quienes se descubrieron con preferencias e identidad de género fuera de la heteronormatividad. Este fue el caso de Lyn Conway, experta en ciencia computacional, ingeniera eléctrica, inventora y mujer transgénero que, tras un proceso de transición, pasó por una operación para cambio de sexo para ser despedida por IBM, después de que le dijeron que la apoyarían. El activismo para los derechos de personas transgénero y la educación se convirtió en una segunda naturaleza para ella a raíz de este evento.

Conway realizó numerosas contribuciones que marcaron grandes avances para la informática. Uno de los más fundamentales fue el generalized dynamic instruction handling (manejo generalizado dinámico de instrucción), un recurso vital para aumentar el desempeño de los procesadores de computadora. Sumado a esto, desarrolló chips de integración a gran escala (VLSI) y libros de texto sobre cómo diseñarlos. El panorama de la tecnología computacional no sería el mismo sin sus aportaciones continuas a la ciencia computacional y a los derechos para personas transgénero.

¿Has oído hablar de algunos de estos pilares de la ciencia? ¿Conoces a alguien más que te gustaría mencionar y conmemorar? ¿Has sufrido discriminación en el laboratorio, aula o lugar de trabajo por ser parte de la comunidad LGBTQ+? ¿Cuál es tu postura con respecto a la situación de las personas LGBTQ+ en la academia y en el rubro de la producción científica? Cuéntanos en los comentarios.


Este artículo del Observatorio del Instituto para el Futuro de la Educación puede ser compartido bajo los términos de la licencia CC BY-NC-SA 4.0