Ejercitando una Mentalidad Resiliente

La resiliencia es la habilidad de las personas para encarar la adversidad y la rapidez en la que pueden superarla. Adoptarla y ejercitarla es invaluable para todas las etapas de la vida.

Ejercitando una Mentalidad Resiliente
Foto: thenatchdl, iStock.com
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La Real Academia Española define la resiliencia como “la capacidad de adaptación de un ser vivo a un agente perturbador o un estado o situación adversos”. Suena como algo que está limitado a eventos extremos, tales como qué hacer si un oso negro se acerca durante una visita a la montaña o los pasos a seguir para estar a salvo de un sismo. Empero, la resiliencia es un concepto más amplio que va más allá de la supervivencia, el cual tiene grandes beneficios para el desarrollo integral de las personas.

La resiliencia es la habilidad para recuperarse ante estados complicados u obstáculos que dificultan el logro de una o varias metas. Amenazas y retos irán apareciendo inevitablemente a lo largo de la vida, por lo que contar con las herramientas necesarias para estar preparados para encararlos es lo más sensato. Esto, con el fin de no ser derrotados por situaciones desalentadoras y superarlas lo más pronto posible para aprender de ello, salir adelante y estar preparados para lo que sigue. Es una competencia que engloba y estimula muchas otras virtudes tales como: el optimismo, flexibilidad, alta autoestima, perseverancia, creatividad, reflexión, disciplina, entre otras.

De igual manera, una fuerte resiliencia potencia el bienestar de la salud mental de las personas. El poder recuperarse rápidamente ante la adversidad mejora la gestión de las emociones y reduce algunos síntomas de depresión y ansiedad.

Es una aptitud que todas las personas poseemos, sin embargo, el nivel de cada persona es diferente debido a su contexto social, económico e incluso genético; por lo que su desarrollo será más rápido en algunas y más lento en otras. La resiliencia puede aprenderse desde los hogares, escuelas y hasta uno mismo puede implementar estrategias para ejercitar esta capacidad. Como en el gimnasio, en donde fortalecemos poco a poco nuestros músculos para ir aumentando el peso de lo que podemos cargar, nuestro cerebro también necesita entrenamiento para sobrellevar las distintas situaciones esperadas e inesperadas.

¡Trabaja tu resiliencia!

Planear, organizar y ser consciente de nuestros propios pensamientos y tener objetivos claros es el primer paso hacia una resiliencia más fuerte. Con el fin de ejercitarla (y ya que no se puede predecir resultados indeseados en el futuro), uno mismo puede empezar pensando en sus actuales metas y elaborar un plan de acción para llegar a ellas. A continuación, compartimos un pequeño cuestionario que puedes llenar para lograr tus objetivos:

  1. ¿Cuál es tu meta y cuál es el tiempo que consideras que te llevará cumplirla?
  2. ¿Cuáles son los pasos necesarios para hacer que esa meta suceda? Enuméralos.
  3. ¿Cuáles podrían ser los obstáculos o desafíos que pudieran entrometerse en el cumplimiento de tu meta? Escribe todos los que se te ocurran o los más relevantes.
  4. Elabora una estrategia donde consideres los pasos a seguir para llegar a tu objetivo, minimizar los obstáculos potenciales y tengas un plan de acción en contra de eventos que puedan tomarte por sorpresa.
  5. Implementa tu estrategia.

Cabe remarcar que estos pasos a seguir no necesariamente pueden utilizarse para metas grandes tales como aprender un idioma a la perfección o pintar como un artista renacentista, sino que se puede empezar con metas pequeñas tales como ejercitarte más seguido u organizarse para realizar un proyecto escolar; objetivos que podrán llevarte a completar una meta mayor.

Edith Grotberg, escritora americana, propone un modelo para aumentar la resiliencia en infancias. Sin embargo, considero que es un modelo relevante para cualquier edad; ya que sirve como una guía en donde las personas podrán identificar sus fuentes de apoyo y capacidades para sobrellevar cualquier tipo de situación:

Igualmente, es importante conocer e identificar todo aquello que está dentro y fuera de nuestro control. Eric Potterat y Alan Eagle, a través de la plataforma Chief Executive, hacen una analogía interesante con respecto a este último punto: imagina que te encuentras dentro de un círculo, en donde lo que te rodea son tus pensamientos, comportamiento, acciones y capacidades. Por otro lado, lo que está afuera del círculo es todo lo demás: un evento, las acciones de otras personas, entre otros. Practicar la resiliencia es tener la serenidad y consciencia de lo que podemos hacer con lo que tenemos dentro de dicho espacio para enfrentar problemas y comprender todo aquello que no está a nuestro alcance.

Es al obtener una actitud positiva, en donde veamos malas situaciones como oportunidades de aprendizaje y regresar de una caída con una actitud desafiante que podemos fortalecer la resiliencia. Pero no solo se trata de tener una actitud determinada, sino reflexionar, ajustar y cambiar ciertos aspectos para poder sobrellevar eventos similares en el futuro.

Martha Beck, escritora americana, describe la resiliencia de la siguiente manera: “Por definición, no describe el nunca caer o el ser golpeado. De hecho, para ser resilientes necesitamos pasar por situaciones fuertes. Debemos absorber dichos eventos para poder superarlas y usar dichas vivencias a nuestra conveniencia”. Sin embargo, no siempre podemos estar en situaciones difíciles y mucho menos podemos forzarlas. Por lo que aprovechar situaciones en el ámbito laboral o educativo son una buena opción para fortalecer tu resiliencia muscular: opinar en clase, proponer ideas en una reunión, hablar en público y unirse a una clase fuera de tu zona de confort son algunas ideas de cómo se puede empezar.

Resiliencia en el aula

Esta habilidad es esencial en el ámbito educativo. Brindar apoyo a las y los estudiantes a través de la práctica del fortalecimiento de la resiliencia dentro del salón de clases, los ayudará a disminuir sentimientos negativos o incluso desistir ante las adversidades que enfrenten a lo largo de su carrera; y también para su desempeño en su vida profesional.

“Cuando los educadores ayudan a los estudiantes a cultivar una perspectiva vivencial que ve a los obstáculos como parte crítica del éxito, los ayudamos a desarrollar resiliencia”, dice Marilyn Price-Mitchell, psicóloga y autora. La implementación de esta habilidad dentro del aula además propicia el trabajo en equipo, adaptabilidad, innovación y liderazgo. De igual manera, la integración de actividades y modalidades que fomentan la resiliencia trae consigo grandes beneficios tanto para el alumnado de manera individual, así como el ambiente dentro del aula. 

Pero, ¿cómo impulsar la resiliencia en el salón de clases? A continuación, te presentamos algunas ideas para hacerlo:

  •  Llevar a cabo actividades de reflexión individuales y colaborativas ayudará a las y los estudiantes a identificar desafíos, acciones que se realizaron para solucionarlos y mejoras para dicha resolución. Esto puede realizarse en torno a alguna lectura o una tarea o proyecto escolar.
  • Cometer errores es lo más natural, por lo que propiciar un ambiente orientado a la comprensión y la motivación hará que los estudiantes normalicen los fracasos y equivocaciones y lo vean como una parte esencial de su aprendizaje; y por ende, se animarán a participar más e intentar cosas nuevas. Por ejemplo, al momento de contestar una pregunta ante el salón, palabras afirmativas y motivadoras ayudarán a los estudiantes a perder el miedo a cometer errores.
  • Celebrar el progreso sobre los resultados impulsará el ánimo de la clase para continuar su camino de aprendizaje. De esta manera, entenderán que no solo el éxito es premiado, sino que el esfuerzo que desempeñan es más valioso
  • Estimular el planteamiento de objetivos ayudará al alumnado comprender que todo es un proceso y el logro de una meta no se obtiene instantáneamente. Por ejemplo, dividir un proyecto largo en pequeñas fases ayudará a que los estudiantes entiendan y no se sientan tan abrumados por completarlo y entenderán que largos procesos conllevan tiempo.

La resiliencia no es tan solo una respuesta o mecanismo de defensa ante percances desafortunados, sino es una manera de prosperar a pesar de ellos y usar experiencias negativas como enseñanzas que enriquezcan el desarrollo de las personas. Es casi imposible que al primer intento todo salga bien, o que sepamos reaccionar correctamente ante acontecimientos no deseados.

Toda figura famosa, a lo largo de trayectoria, tuvo que enfrentarse a fracasos para llegar al éxito, por lo que acostumbrarse a ello es una habilidad indispensable para todos. Tratar una y otra vez hasta lograr el objetivo planteado es la llave del éxito, y así como dijo Thomas Edison: “No he fallado. Solo he encontrado 10,000 maneras que no funcionan”.

Este artículo del Observatorio del Instituto para el Futuro de la Educación puede ser compartido bajo los términos de la licencia CC BY-NC-SA 4.0