Hablar en público: la peor pesadilla para introvertidos y no tan introvertidos

Además de beneficiar nuestro desempeño en el ámbito educacional y laboral, hablar en público impulsa nuestro desarrollo personal.

Hablar en público: la peor pesadilla para introvertidos y no tan introvertidos
Ilustración: Mariana Sofía Jiménez.
Una lectura de 5 minutos

Manos en los bolsillos. Piernas temblorosas. Boca seca. Rigidez corporal. Respiración cortada. Estos son solo algunas de las manifestaciones de los nervios, que poco a poco van ganando fuerza en cuanto nos vamos encaminando frente a la multitud a la que entregaremos un mensaje; el nerviosismo encuentra la manera de mostrarse externamente, haciendo que hablar en público sea una de las peores situaciones en las que podemos estar.

Es común que en diferentes períodos de nuestras vidas se sienta una terrible ansiedad por pararse enfrente a exponer sobre algún tema en la escuela o en el trabajo. Sin embargo, la verdad duele… y no desarrollar esta habilidad llega a obstaculizar momentos en la vida de las personas. Estudiantes afirman que han faltado a clase con el fin de no presentar, lo cual trae consecuencias negativas tales como sacar bajas calificaciones o dejar pasar oportunidades; por otro lado, es posible que en el ámbito laboral no se quieran aceptar cargos de mayor responsabilidad o incentivar sus propias ideas por miedo a expresarse frente a un grupo de personas.

Hablar en público es una poderosa herramienta, la cual permite a una persona dirigirse a un grupo de gente para comunicar un mensaje con el fin de informar, entretener o persuadir. El estar frente a un público y saber desenvolverse como orador atrapa y cautiva a las personas, dejándoles un gran impacto que puede hacerlos sentir inspirados, motivados y hasta influenciados.

Saber comunicarse frente a un grupo de personas es una habilidad esencial para crecer como líderes. «Tener una buena idea o reconocer una oportunidad es una cosa. Ser capaz de explicarlo a un equipo, responder preguntas, defender la idea y motivar a otros a actuar sobre ella – puede ser mucho más importante», comenta Nwanacho Nwana, co-fundador de la app educativa Valfee para Forbes.

Es común pensar que esta es una habilidad nata y si eres una persona introvertida o que no nació con este talento, nunca podrás hablar en público. Empero, como toda habilidad, el proceso de aprendizaje es diferente para cada persona y lo único que se requiere es práctica constante, así como la disposición de recibir retroalimentación para continuar mejorando.

¿Qué gano yo al hablar en público?

Expresarse frente a un público mejorará tu comunicación intrapersonal, además que ayudará a desarrollar otras herramientas que benefician el desenvolvimiento personal. El trago amargo de los 10 a 30 minutos hablando frente a un público no se compara con las valiosas recompensas que se adquieren si esta práctica se normaliza en la vida de las personas:

  • Incrementa la confianza en uno mismo: Al terminar una presentación sentirás la satisfacción de haber terminado, pero esta será todavía más grande cuando vayas afinando aquellos detalles que hacen falta mejorar. Esta confianza luego se verá reflejada en tu postura, tono de voz y estado de ánimo, lo cual ayudará a que el pánico escénico vaya desapareciendo con el tiempo.
  • Fortalece la comunicación con otros: Saber darles voz a nuestros pensamientos ayudará a que te expreses mejor y a que los demás te entiendan con facilidad.
  • Desarrollo de la escucha activa: Aunque a simple vista no lo parezca, la escucha activa juega un papel importante. Mientras que debes seguir una estructura durante tu presentación, también debes cuidar de tu público, lo cual se manifiesta de las siguientes maneras: comprendiendo y respondiendo sus preguntas, haciendo contacto visual, leyendo la actitud de la sala e incentivando la participación de ser posible.
  • Saber es poder: Documentarse al máximo es vital al momento de dar una presentación, por lo que esto ayudará a que te familiarices con este proceso y mejores tus habilidades de investigación.
  • Incentiva el pensamiento crítico: Los oradores están acostumbrados a responder rápidamente y en el momento. Casi siempre saldrán preguntas o retos inesperados, por lo que improvisar con respuestas concisas rápidamente es una de sus competencias.
  • Abre puertas a nuevas oportunidades: Hoy en día saber expresarse ante otras personas es una habilidad que muchas empresas valoran, sin importar el área en la que nos especialicemos, ya que reflejan el conocimiento y seguridad de uno mismo.

Consejos para superar el miedo a hablar en público

Todas estas retribuciones suenan bien, ¿no? Si bien, es más fácil decir que hacer, por lo que nunca está de más recordar las palabras del periodista Malcolm Gladwell: «La práctica no es lo que uno hace cuando es bueno. Es lo que uno hace para volverse bueno». Las primeras veces que quieras practicar a conciencia no será tan fácil, por lo que tener en mente estas recomendaciones ayudarán a alivianar lo que puede ser una pesadilla para muchas personas:

  • Respira profundo: Antes de comenzar la presentación, tómate unos minutos para respirar profundamente un par de veces, esto tranquilizará los nervios y despejará tu mente.
  • Usa apoyo visual: Como su nombre lo dice, el apoyo visual es solamente eso: apoyo.Si a ti no te gusta ver diapositivas plagadas de información con enunciados larguísimos y gráficos aburridos, menos le gustará a tu público. Utiliza imágenes grandes, títulos y oraciones pequeñas para apoyarte, que sirvan como puntos de referencia para seguir la estructura de tu presentación y que sean ilustrativas.
  • Llega temprano: Tomarte el tiempo para llegar con anticipación a conocer el espacio donde darás tu presentación te quitará nervios de encima. De esta manera tendrás tiempo para familiarizarte con el área y preparar tus materiales adecuadamente, anticipando cualquier percance.
  • Piensa positivo: Nosotros mismos podemos ser nuestro peor enemigo. Si antes de subir al escenario estás pensando que todo saldrá mal o te dejas llevar por tus pensamientos negativos, lo más probable es que atraigas dichos eventos desafortunados ya que estás mentalizado a que pasarán.
  • Las pausas son tus amigos: Equivocadamente pensamos que debemos saber lo que vamos a decir al instante y en veces, cuando se nos olvida qué decir el tiempo pasa muy lento y pensamos que estuvimos parados sin decir nada por 5 minutos. Pero la realidad es que tomarte tu tiempo, hablar despacio y hacer pausas después de alguna información que puedas puntualizar tiene un impacto positivo y promueve que la presentación no se sienta apresurada. No tengas miedo de tomarte unos segundos para reunir tus pensamientos y, si estás muy nervioso, respirar profundamente.
  • Aceptar que está bien equivocarse: A pesar de estar bien equipado y saber todo en nuestra presentación, es posible que haya situaciones donde simplemente no sabemos. Equivocarse o no conocer la respuesta a una pregunta es normal y aceptar que no sabemos algo es mucho mejor a proveer información falsa solo para aparentar. De hecho, admitir que no sabemos puede ser positivo; además de ser honestos con el público, la conexión que se tiene con ellos incrementa y llega a incentivar el diálogo y la participación.

¡Concéntrate en ti!

Estos consejos, mientras que sirven para muchas personas, pueden no ser lo ideal para todas. La respuesta más acertada para mejorar tus habilidades es atreverte a tomar todas las oportunidades posibles para hablar en público e ir reflexionando con cada sesión cuáles son tus ámbitos a mejorar.

De igual manera, otra forma de mejorar es con la ayuda de compañeros y colegas, los cuales tendrán una perspectiva muy distinta a la tuya, ya que como externos, notarán aspectos que pueden pasarte desapercibidos. Para esto es importante estar abiertos a recibir retroalimentación de manera continua y, sobre todo, no tomarse nada de manera personal y pensar en cómo mejorar aquellas áreas de oportunidad.

Todo el conocimiento del mundo no garantiza una buena presentación. Podemos tener las mejores herramientas y estar documentados al máximo, pero los nervios son totalmente capaces de robar cámara. Es por eso que no basta con saberlo todo, sino cuidar la manera en que transmitimos el mensaje, estar seguros de nosotros mismos y ser positivos. Hablar en público es un arte, el cual reúne distintas disciplinas, no te sientas desalentado si piensas que no eres bueno, arma un grupo con tus amigos o colegas y practica; conforme pase el tiempo verás que puedes ir puliendo tus habilidades y convertirte en una gran oradora u orador. 

Este artículo del Observatorio del Instituto para el Futuro de la Educación puede ser compartido bajo los términos de la licencia CC BY-NC-SA 4.0