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A través de una iniciativa interdisciplinaria, el MIT busca entender qué es la inteligencia y cómo este conocimiento se puede aplicar a diversas ramas de la ingeniería para el beneficio de la humanidad.
Imagen: MIT Intelligence Quest.
The MIT Intelligence Quest — MIT IQ, para abreviar — es una nueva iniciativa de esta universidad estadounidense por entender qué es la inteligencia y cómo este conocimiento se puede aplicar a diversas ramas de la ingeniería para el beneficio de la humanidad. En la medida en que la inteligencia artificial ha dejado de ser una subdisciplina de las ciencias computacionales y se ha convertido en una empresa interdisciplinaria con hallazgos e invenciones que afectan virtualmente todo, desde las finanzas, hasta la educación, la necesidad de romper con los silos académicos e integrar esfuerzos se ha hecho cada vez más evidente.
En un comunicado de prensa, la institución detalla que la iniciativa consta de dos partes principales, la primera: el Centro (The Core), avanzará la ciencia e ingeniería tanto de la inteligencia humana como la artificial. La idea es producir nuevos algoritmos de aprendizaje automático (machine learning) inspirados en la cognición humana. Al mismo tiempo, buscará mejorar el entendimiento de nuestra propia inteligencia a través de la ciencia computacional, sus modelos y simulaciones. Se trata de un círculo virtuoso en el que los avances en un campo iluminan al otro y viceversa.
La otra mitad del proyecto, llamada el Puente (The Bridge), será la encargada de implementar y diseminar estos descubrimientos a todas las disciplinas, desarrollando y albergando herramientas de última generación para la industria y la investigación alrededor del mundo. Además de esto proveerá, educación y capacitación para investigadores y estudiantes, así como soporte técnico y hardware especializado.
Entre los primeros proyectos incorporados a la iniciativa están:
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Crear una inteligencia artificial que crezca y aprenda como un ser humano.
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Desarrollar tratamientos personalizados para el cáncer y otras enfermedades a través de información genética y análisis de datos a gran escala.
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Ingeniería inversa del cerebro para desarrollar máquinas que puedan, ver, oír y tocar como lo hacemos nosotros.
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Automatizar el descubrimiento medicamentos.
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Desarrollar métodos de recolección de datos a través de distintas organizaciones que respeten privacidad del individuo.
Como se ha visto en los recientes escándalos noticiosos en torno a los algoritmos de recomendación de Facebook y YouTube, el uso de la inteligencia artificial puede tener fuertes repercusiones éticas y sociales. Este hecho no le es ajeno a MIT, sus investigadores ya exploran el impacto de estas tecnologías en la economía, los mercados laborales, el entorno mediático y el sistema legal. Con IQ sus esfuerzos tendrán mayor impacto al trabajar directamente con los científicos que están a la vanguardia de estas tecnologías.
Con la iniciativa IQ, MIT continúa siendo una de las grandes instituciones pioneras en la investigación de la inteligencia — tanto artificial como humana. El futuro se ve lleno de promesas y retos. En palabras de su propio rector, Martin A. Schmidt: “El éxito depende de un sentido de propósito compartido y una combinación de contribuciones de una amplia variedad de disciplinas. Me emocionan las nuevas ideas que podemos ayudar a desbloquear”.
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Este artículo del Observatorio del Instituto para el Futuro de la Educación puede ser compartido bajo los términos de la licencia CC BY-NC-SA 4.0 
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