¿En qué consiste la desescolarización?

Un grupo de educadores creen que la escuela debería “desescolarizarse” y argumentan que los alumnos en la escuela son como prisioneros.

¿En qué consiste la desescolarización?
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Un grupo de educadores creen que la escuela debería “desescolarizarse” y argumentan que los alumnos en la escuela son como prisioneros. Pero, ¿en qué consiste la desescolarización?

Debido a la cuarentena, las familias se encuentran educando a sus hijos desde sus hogares. Muchas de ellas se enfrentan, sin saberlo, a la “desescolarización” o el proceso de adaptarse a una educación menos formal donde son los niños los que muchas veces toman control sobre qué y cómo aprender.

Este no es un concepto nuevo, se popularizó en los años setenta cuando el filósofo y educador Ivan Illich publicó su libro “La Sociedad desescolarizada” donde describe un modelo educativo donde el niño elige qué aprender, mientras que el adulto lo guía y apoya. Illich creía que la educación tradicional, donde niños y niñas deben seguir un solo plan de estudios y el mismo horario, mataba la curiosidad y creatividad y no permitía desarrollar habilidades blandas.

Desde entonces, el concepto de “desescolarización” ha tomado diferentes vertientes en el mundo educativo. Por un lado, están aquellos que creen que debería llevarse más allá de la educación en casa y se traduzca a las escuelas;  por otro lado, los críticos de esta postura creen que más que ayudar, la desescolarización afectaría el aprendizaje de los alumnos. Pero, ¿en qué consiste la desescolarización?

¿Qué es la “desescolarización”? 

La organización K12 Academics describe la desescolarización como “la creencia de que las escuelas y otras instituciones de aprendizaje son incapaces de proporcionar la mejor educación posible para algunas o la mayoría de las personas”.

“Es imprescindible desescolarizar al alumnado, que salga de la negatividad, el control, lo prescrito, lo impuesto, lo conocido y repetido, para pasar a construir su propio proceso educativo en la pasión por aprender y conocer” – Julio Rogero.

Explican que se basa en creer que las personas aprenden mejor de manera independiente, que es lo que creía Illich. La desescolarización es un método educativo y una filosofía que promueve la libertad de los niños de elegir lo que quieren aprender. Más específicamente, se refiere al proceso en donde el alumno deja la educación tradicional para adaptarse a la educación en casa y el tiempo que le toma acostumbrarse.

“Desescolarizando” las escuelas 

David Lane, cofundador y director de Ingenuity Hub, Personalized Learning Collaborative y maestro en Massachussets, Estados Unidos, escribió cuatro artículos de su experiencia tratando de implementar la desescolarización con sus alumnos de bachillerato. Su propósito era transformar a sus alumnos, de aprendices pasivos a estudiantes autodirigidos, encargados de su propio aprendizaje.

Según Lane, los alumnos en las escuelas son como prisioneros: “el aprendizaje es un proceso de hacer lo que se les dice: cuándo, cómo y dónde se les dice que lo hagan. Al igual que con los ex prisioneros, los ‘ex escolares’ descubren que la libertad es difícil. A los presos se les niegan las libertades simples que damos por sentado: Qué hacer con nuestro tiempo libre. Cuándo comer, cuándo dormir o hacer ejercicio”.

Argumenta que el mundo está constantemente cambiando y no se está preparando a los jóvenes de la mejor manera, ya que no aprenden a enfrentar desafíos porque sólo esperan que se les diga qué hacer. Lane explica que lo que hizo no fue remover a los alumnos completamente de la escuela, sino que les dio una hora del día para aprender libremente. Algunos de sus alumnos rápidamente entendieron el concepto pero el maestro se enfocó en aquellos que aparentemente “no hacían nada” por no saber cómo manejar su tiempo libre e invertirlo en algo que quisieran aprender.

“La escuela tradicional se enfoca demasiado en los exámenes, el éxito académico de los alumnos, el currículo y otros factores que terminan produciendo maestros exhaustos y alumnos que no disfrutan ni potencializan su aprendizaje” – Julio Rogero.

El profesor elabora explicando que en un modelo tradicional, los alumnos frecuentemente fingen poner atención y no aprenden nada, o muy poco, porque no saben manejar su tiempo ya que se espera que estén atentos y prestando atención siempre. Según Lane, muchas veces lo que los alumnos necesitan es cambiar esa mentalidad de que “no hacer nada” no es productivo. Por ejemplo, muchas veces los alumnos toman un descanso porque están bloqueados y necesitan despejar su mente para volver a ver sus proyectos de manera distinta.

David Lane no es el único que piensa así. Julio Rogero, maestro español y miembro activo del colectivo Escuela Abierta, perteneciente a los Movimientos de Renovación Pedagógica, está de acuerdo con la idea de desescolarizar las escuelas. Según Rogero, es necesario sacar todo aquello que no promueva el desarrollo integral del alumno y lo que evita que el educador haga equipo con ellos en su proceso educativo. Para el docente, la escuela tradicional se enfoca demasiado en los exámenes, el éxito académico de los alumnos, el currículo y otros factores que terminan produciendo maestros exhaustos y alumnos que no disfrutan ni potencializan su aprendizaje.

Enfatiza en la necesidad de modificar los espacios y tener tiempos menos rígidos para así poder apreciar que el aprendizaje es de tiempo completo, además de optar por contenidos más flexibles, que incluyan diferentes disciplinas y se enfoque más en las relaciones, para hacer una educación más humana.

“Es imprescindible desescolarizar al alumnado, que salga de la negatividad, el control, lo prescrito, lo impuesto, lo conocido y repetido, para pasar a construir su propio proceso educativo en la pasión por aprender y conocer, en la apertura a los demás y a la vida, a lo desconocido y a lo imprevisto, a las relaciones inéditas, al error y al descubrimiento”, señala Rogero.

Docentes y familias: elementos clave para la desescolarización

Y no sólo los alumnos se tienen que desescolarizar, también los docentes. De acuerdo con esta filosofía, el profesorado debe dejar atrás una visión meramente académica y optar por una que se centre en la valoración del alumno.

Aunado a eso, las familias son parte esencial de este proceso de desescolarización ya que muchos se centran en lo mismo que las instituciones educativas: el desempeño académico. Según Rogero, también la sociedad necesita aceptar que la escuela debe cambiar ya que “el modelo de escuela que tenemos pierde valor y está más en crisis. Se hace necesario cambiarlo en profundidad. Cada vez nos frustran más las reformas parciales, los parches y los pactos para mantenerla como está”.

En contra de la descolarización

A diferencia de David Lane o Julio Rogero, otros educadores y expertos piensan que el proceso de desescolarización representa un peligro. Tal es el caso de Natalie Wexler, quien argumenta que el aprendizaje instruido funciona mejor que el aprendizaje por descubrimiento, especialmente cuando el alumno desconoce el tema o sabe muy poco. Además, Wexler señala que los niños son incapaces de querer aprender algo que desconocen, por lo que deben ser introducidos.

Uno de los temas que más preocupan a los detractores de la desescolarización es el desarrollo de habilidades básicas como la lectura y las matemáticas. Wexler hace mención a un documental llamado “Unschooled” donde tres jóvenes americanos son apartados de la escuela y empiezan a aprender de manera independiente. La visión de los directores Rachel Beth Anderson and Timothy Grucza, hace ver al final del documental que los tres estudiantes se acercaron a sus metas ya que dos de los participantes de este experimento lograron obtener prácticas en sus áreas de interés, mientras que el tercero mejoró sus habilidades de lectura. Aún así, el documental muestra que aunque algunas habilidades mejoraron, otras esenciales, como las matemáticas, no reportaron buenos resultados.

Según Wexler, este es el mayor peligro de dejar que los alumnos se encarguen de su propia educación, que no alcancen a desarrollar todo su potencial, no sólo en una área sino en todas. K12 Academy también mencionó distintos puntos en contra del “unschooling” tales como no proveer la información necesaria que los alumnos necesiten en su vida adulta. También mencionan que dejar que los niños se encarguen de su propia educación los puede privar de aprender cosas esenciales por su falta de interés en estas áreas, coincidiendo con el argumento de Wexler.

Además, los críticos de la desescolarización señalan que hay casos donde las familias no están preparadas para proporcionar un entorno que promueva el desarrollo de habilidades de sus hijos o que los motive a ser curiosos y aprender cosas nuevas.

Otro problema al que se pueden enfrentar los alumnos en el método de desescolarización es no poder demostrar sus estudios al momento de querer entrar a una universidad o un trabajo, ya que carecen de diplomas o títulos tradicionales que avalen su conocimiento. Por último, los críticos de esta filosofía señalan que en muchos casos, los niños que siguen este método no realizan muchas tareas escolares ya que no son obligados a hacerlo, por lo que pueden sufrir para adaptarse al entorno laboral y a seguir reglas y lineamientos de una figura de autoridad.

Ustedes qué opinan, ¿es mejor una educación centrada en el alumno que los empodere para decidir en qué áreas de interés se quieren concentrar o una modalidad más estructurada que los vaya guiando para desarrollar su potencial?

Este artículo del Observatorio del Instituto para el Futuro de la Educación puede ser compartido bajo los términos de la licencia CC BY-NC-SA 4.0