Un catalizador para la curiosidad: hacer preguntas

Las preguntas ayudan a los alumnos a ser más críticos, analizar y resolver problemas e identificar oportunidades.

Un catalizador para la curiosidad: hacer preguntas
Las preguntas ayudan a los alumnos a ser más críticos, analizar y resolver problemas e identificar oportunidades. Imagen: Bigstock
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Pablo Boullosa, escritor, educador y periodista, dijo al Observatorio que la curiosidad «es como un resorte que te empuja a conocer más cosas, a ver más allá, más lejos, a no conformarte», y que además puede ser un catalizador para el descubrimiento.

La curiosidad tiene un impacto masivo en la educación; puede mejorar el compromiso, la memoria y hacer que los estudiantes tomen control de su aprendizaje. Una de las mejores maneras en que los estudiantes expresan interés es cuando comienzan a hacer preguntas, porque alimenta su proceso creativo en la investigación y la ideación.

Para llegar a la pregunta correcta se debe pensar en el problema, investigar diferentes ángulos y tener curiosidad para saber más sobre el corazón del asunto. Aún así, la habilidad de preguntar es raramente enseñada deliberadamente en la escuela.

Los datos sobre estudiantes haciendo preguntas, recopilados por el Centro Nacional de Estadísticas de Educación de los Estados Unidos, muestran que la curiosidad ha ido disminuyendo a lo largo de los años. Además, un estudio separado realizado por Gallup sobre el compromiso de los estudiantes, demostró que está disminuyendo al mismo ritmo que el cuestionamiento.

¿Cómo pueden los maestros capacitar a los estudiantes para que puedan comenzar a hacer preguntas? El Observatorio tiene algunos consejos:

  • No juzgues, crea un espacio seguro que permita cometer errores.

  • Dales tiempo; deja que el alumno piense. Algunos estudiantes se les dificulta hacer preguntas.

  • Regala la respuesta y haz que formulen la pregunta.

  • Deja que hagan tantas preguntas como puedan.

  • Tengan una “semana curiosa” dediquen tres o cinco días del año escolar donde los estudiantes desarrollen un proyecto e investiguen algo que les interese para que puedan hacer una pregunta y encontrar las respuestas.

  • Da ejemplos, comparte tus preguntas, incluso las ‘malas’, y pide a tus alumnos que respondan por qué fue una pregunta ‘incorrecta’.

  • Entrega tarjetas de índice al final de una lección, permite que el estudiante haga preguntas anónimas y responde la pregunta en clase.

  • Refuerza y recompensa al decirle al estudiante que es una buena pregunta o buen cuestionamiento.

  • Asigna grupos pequeños o parejas para que puedan discutir preguntas; los estudiantes se sienten más cómodos preguntando entre sus compañeros.

  • Enséñales la importancia de ser curiosos, hacer preguntas y buscar respuestas. Muchas de las innovaciones de hoy vinieron de ser curiosos.

Cuando la curiosidad, ese deseo de saber más, se convierte en pregunta, transforma al estudiante en el protagonista. Además, aprender a preguntar y cuestionar puede ser incluso más crítico que encontrar una respuesta, porque puede motivar al estudiante a saber más e investigar más.

Este artículo del Observatorio del Instituto para el Futuro de la Educación puede ser compartido bajo los términos de la licencia CC BY-NC-SA 4.0