Opinión: El derecho a la información y la responsabilidad ética de informar

Es urgente desarrollar en los futuros comunicólogos y periodistas competencias de integridad y juicio moral; y no solo competencias interdisciplinares de la profesión. Esto se puede lograr a través de reflexiones y análisis de contenidos que les permitan apreciar las consecuencias que tiene el ejercicio ético de su profesión. Conoce la propuesta de un profesor.

Opinión: El derecho a la información y la responsabilidad ética de informar
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“Una cosa es garantizar el derecho a la libre expresión y otra divulgar información falsa. La responsabilidad social se fomenta desde la escuela”.

Vivimos en una era en la que la información es considerada un bien sumamente valioso para tomar mejores decisiones. La sociedad exige que las empresas de medios de comunicación y los agentes que participan en el proceso de comunicar, sean considerados interlocutores válidos que ven por legítimas demandas de la ciudadanía debiéndose tomar en cuenta al momento de generar información que les afecta. Esto conlleva que la actividad de informar sea considerada una función pública, por su impacto, beneficios, riesgos e implicaciones que trae consigo el ejercicio profesional de comunicar.

Las universidades que participan en la formación de profesionistas relacionados con la generación, comunicación y difusión de contenidos mediáticos, son partícipes e igualmente responsables de esta nueva visión sobre el manejo de la información, por ser a través de sus actividades académicas, un medio donde se construyen las prioridades y valores de los futuros agentes que intervienen en la labor de informar.

“Debemos fomentar un nivel de reflexión profundo en los futuros profesionistas comunicólogos y generadores de información; que sea determinante para desarrollar un sentido de compromiso sobre lo que significa la responsabilidad de informar”.

La obligación de brindar información legítima es una responsabilidad de cualquier individuo que se dedique a la comunicación, estando sujetos a una obligatoriedad moral de procurar y respetar la información que brindan, evitando la influencia de ideologías, creencias o interés particulares que pudieran acentuar o atenuar lo que comparten. El derecho a la información no es propiedad ni del comunicador, ni de la empresa de medios, sino de los ciudadanos, y por ello, la objetividad de la información que se brinda resulta ser una de las mayores responsabilidades que tienen este tipo de organizaciones y profesionistas (Cortina, Martínez y Siurana 2005).

Además de su función informativa, los medios de comunicación influyen en gran medida en el proceso de adquisición de conocimientos de la realidad. Por ello, la información que comparten no debe tomarse a la ligera; debe ser clara, concisa, puntual, relevante, precisa y completa. Cuando se produce información que no se apega a estos atributos, tanto la empresa dueña del medio de comunicación como el comunicador mismo, son corresponsables de las consecuencias negativas que pudiera generar en los consumidores directos que son los lectores, e incluso en la percepción social del hecho en cuestión.

“Un profesionista íntegro es aquel que ejerce su libertad con responsabilidad, actuando con empatía e inclusión, y poniendo siempre en primer lugar a las personas, respetando su dignidad y valorando el rol que desempeña en su comunidad”.

Una cosa es garantizar el derecho a la libre expresión y otra divulgar información falsa. Los medios de comunicación y el comunicador tienen la responsabilidad de asegurarse que la información que brindan se respalde con señalamientos fundados o interpretaciones razonables; ya que su responsabilidad social también incluye brindar puntos de vista contrastados, mismos que promuevan una opinión pública lo suficientemente razonada y argumentada.

Como educadores, es importante fomentar un nivel de reflexión profundo en los estudiantes, que son los futuros profesionistas comunicólogos y generadores de información; que sea determinante para que desarrollar un sentido de compromiso sobre lo que significa la responsabilidad de informar. Carreras de Comunicación o Periodismo, deben poner especial atención en incluir dentro de sus currículos actividades y proyectos académicos donde los estudiantes puedan desarrollar sus competencias de integridad y juicio moral por medio de reflexiones y análisis de contenidos que les permitan apreciar las consecuencias que tiene el ejercicio ético de su profesión.

Lamentablemente, la visión que en ocasiones se brinda a los futuros profesionistas, se enfoca primordialmente en desarrollar competencias puramente disciplinares que se miden por el impacto mediático de lo que se informa, poniendo poco o nulo interés, en la relevancia social que llega a tener aquello que se comunica o la objetividad o subjetividad de cómo se lleva a cabo. Las llamadas fake news, han demostrado que es más importante la persona que dice las cosas que aquello que dice, llegando a un punto tal que, la falsedad y la distorsión de lo que se informa, es poco relevante en comparación al gran impacto que se tiene ante este tipo de comunicaciones. Esta visión distorsionada del compromiso moral que se tiene sobre la información cuestiona claramente la importancia de la objetividad y la veracidad al momento de informar.

Es igualmente contrario a esta responsabilidad, que los profesionistas implicados en los medios periodísticos o de comunicación tomen posturas sesgadas o tendenciosas sobre situaciones trágicas que se viven en el país, como la violencia, el crimen o las desapariciones forzadas, lo cual puede llegar a gestar, en muchos casos, un conjunto de respuestas que contrastan a la población que, al leer la nota, reproduce opiniones igualmente poco argumentadas.

Por ello, es que la información que se brinda, y sobre todo la relacionada a malestares que afectan a la sociedad, deben tener una cobertura mediática muy cuidadosa, ya que independientemente de la información que se brinda, los medios de comunicación son igualmente responsables de la posible generación de tendencias que pudieran darse en consecuencia, lo que puede ser influido por opiniones o formas de pensar plasmadas en sus productos mediáticos.

Un profesionista íntegro es aquel que ejerce su libertad con responsabilidad, actuando con empatía e inclusión, y poniendo siempre en primer lugar a las personas, respetando su dignidad y valorando el rol que desempeña en su comunidad. Por ende, la responsabilidad social del futuro profesionista de la comunicación se gesta en las aulas, mismas en las que el joven debe comprender la relevancia social de su profesión y el impacto que sus acciones pueden llegar a tener en la constitución de una opinión en los consumidores de contenidos.

Acerca del autor

José Carlos Vázquez Parra (jcvazquezp@tec.mx) es Profesor-Investigador de la Escuela de Humanidades y Educación. También es director del Departamento Regional de Estudios Humanísticos del Tecnológico de Monterrey Campus Guadalajara. Tiene un Doctorado en Estudios Humanísticos con acentuación en Ética. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores Nivel 1 y sus líneas de investigación se centran en el estudio de la responsabilidad social, la racionalidad del comportamiento y los derechos humanos.

 

Referencia

Cortina, A., Martínez, E., y Siurana, J. (2005). Ética de las profesiones. Monterrey: ITESM.


Aviso legal: Este es un artículo de opinión. Los puntos de vista expresados en este artículo son propios del autor y no reflejan necesariamente las opiniones, puntos de vista y políticas oficiales del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey.

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