Más allá de los libros: estudiantes que apuestan

Los jóvenes universitarios recurren cada vez más a apostar en línea debido a la facilidad que traen consigo sus dispositivos móviles, en donde año con año incrementa la cantidad de estudiantes que recurren a estas actividades adictivas para saciar su inquietud por los emocionantes riesgos que encuentran en este tipo de juegos.

Más allá de los libros: estudiantes que apuestan
Imagen: iStock.com/Arseniy45
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Mientras el docente imparte sus clases delante un grupo, muchos de ellos pueden estar frente a su computadora o celulares. Algunos de ellos pueden encontrarse tomando notas o fotografías del pizarrón, otros pueden estar mensajeando a algún amigo o revisando sus notificaciones en Instagram. No obstante, a pesar de que las últimas pueden ser actividades pasajeras e inofensivas en donde los estudiantes pueden volver a poner atención en clase, existen actividades que cada vez son más comunes dentro y fuera del aula, que además pueden traer consecuencias negativas para el bienestar de los alumnos: las apuestas en línea.

El internet ha traído a la palma de nuestras manos una infinidad de beneficios, pero también ha facilitado algunas adicciones. La ludopatía es una enfermedad que se caracteriza por no poder controlar los impulsos para jugar juegos electrónicos o de azar,  la reacción de las personas ante ella es similar a lo que sentiría alguien adicto a las drogas. Es un trastorno psicológico serio que usualmente se remite a personas adultas o de tercera edad, pero hoy en día este se ha convertido en un grave problema para jóvenes universitarios.

Oficialmente se desconocen cifras actuales en México sobre la cantidad de jóvenes que apuestan, pero en países como en Estados Unidos los porcentajes de personas entre los 18 y 24 años aumentan año con año. Según la National Council on Problem Gambling (NCPG), una organización estadounidense sin fines de lucro que se dedica a minimizar los daños económicos y sociales asociados a la ludopatía, el 6 % de los estudiantes universitarios en este país tienen una adicción al juego. Este es un gran porcentaje, considerando la estimación del 2 % al 3 % de los adultos americanos que son ludópatas.

Entonces, ¿a qué se debe el incremento de jóvenes que apuestan? En parte se debe a la familiarización que los jóvenes tienen con las redes sociales, en donde las pequeñas punzadas de dopamina que estas nos ofrecen se combinan con la emoción del riesgo de los juegos de azar; todo en un mismo dispositivo.

Los smartphones también son muy convenientes, ya que no es necesario que las personas asistan a un establecimiento físico, ahora puedan hacerlo desde la comodidad de sus habitaciones o incluso dentro del salón de clases; esto, sin tener que interrumpir sus horarios. Igualmente, algunos utilizan las apuestas como una manera de lidiar con el estrés escolar o de ocupar su tiempo libre.

También, apostar a través de dispositivos electrónicos puede generar seguridad en los jóvenes al proveer un espacio donde pueden presentarse como usuarios anónimos, en donde sienten que su identidad está a salvo.

De igual manera, estas aplicaciones o páginas de internet ofrecen una publicidad que puede ser muy atractiva para los jóvenes: con promesas en donde pueden duplicar su dinero u obtener dinero fácil. Asimismo, es importante destacar que el alza de videojuegos, donde algunos tienen rasgos similares a las apuestas, hacen que los estudiantes se sientan familiarizados con el modo de juego.

Donald Nowak y Ariel Aloe, investigadores de la universidad de Buffalo, han encontrado cinco elementos que hacen que los estudiantes sean más propensos a caer en la adicción al juego:

  • La disponibilidad de la gran variedad de oportunidades para apostar que ofrecen los dispositivos personales.
  • La aceptación social derivada de los juegos de azar, una actividad cada vez popular y común entre el alumnado, quienes no quieren perder la oportunidad de ganar dinero.
  • La exposición a publicidad, que es cada vez más personalizada y se ajusta a la forma en que las personas navegan por la red.
  • El acceso al dinero, en donde los avances digitales han favorecido la rapidez en la que las personas pueden transferir, pedir préstamos, entre otros recursos que agilizan la manera en la que pueden obtener dinero. Lamentablemente, esto también hace que utilicen el dinero destinado a sus gastos escolares, lo cual deriva en problemas familiares.
  • La edad en la que los jóvenes experimentan con diversos comportamientos, especialmente aquellos que resultan ser atrevidos o riesgosos.

Los juegos más comunes en donde participan los universitarios son las apuestas deportivas, los cuales otorgan una infinidad de partidos en tiempo real, que tienen una gran variedad de categorías (tales como la cantidad de yardas que correrá un determinado jugador de fútbol americano, el número de goles de un equipo determinado, etcétera). Cabe destacar que otras maneras de apostar en donde se ven involucrados los jóvenes son en videojuegos así como el trading o criptomonedas y compra y venta de acciones.

Desafortunadamente, la ludopatía no es una enfermedad tan sencilla de identificar y muchas veces se distingue debido a que hay otras enfermedades mentales involucradas. Aún así, se pueden notar algunos patrones en los jóvenes que tienen o comienzan a desarrollar una adicción por el juego:

  • Aparición de gastos injustificados.
  • Cambios en varios aspectos de la vida como rutinas y amistades.
  • Disminución del rendimiento escolar.
  • Permanencia de emociones como nerviosismo, preocupación y apatía.
  • Fatiga, desmotivación y actuar a través de mentiras o excusas.

El tratamiento para personas con este problema pueden ir desde la asistencia a sesiones grupales (en México, asociaciones como Jugadores Anónimos) o terapia con un psicólogo.

Sin dejar de lado que esta es una adicción casi invisible que puede traer consigo serias consecuencias, es importante que las universidades, así como los profesores y familiares, cubran este tema con el fin de concientizar a los estudiantes y evitar que este trastorno se propague. Es de esta manera que los jóvenes pueden tomar decisiones responsables en un entorno cambiante en el cual pueden estar informados y sentirse apoyados por sus seres queridos y la institución a la que pertenecen.

Este artículo del Observatorio del Instituto para el Futuro de la Educación puede ser compartido bajo los términos de la licencia CC BY-NC-SA 4.0