¿Qué es un Living Lab?

El enfoque y ambiente de los Living Labs promete una herramienta innovadora de investigación y co-creación.

¿Qué es un Living Lab?
Una lectura de 4 minutos

Los Living Labs han emergido alrededor del mundo como infraestructuras de investigación claves y efectivas, involucrando a diferentes actores en un ecosistema abierto de innovación, iterativo y centrado en los usuarios, en el cual se fomenta la co-creación en un ambiente real.

En la actualidad, la tecnología es desarrollada a una razón sin precedentes, y constantemente los nuevos productos son reemplazados antes de ser utilizados a la altura de su potencial. La causa de este fenómeno comúnmente reside en los métodos tradicionales por los que los productos son introducidos al mercado, donde los usuarios finales tienen la oportunidad de probar dichos productos hasta que los adquieren. Si un producto no cumple con las necesidades del cliente, este será reemplazado, y si la compañía que lo desarrolló no cuenta con la capacidad para introducir rápidamente actualizaciones y mejoras, probablemente tendrá dificultades para seguir creciendo.

Los Living Labs (Laboratorios Vivientes) fueron introducidos a finales de los años 90 para atender dichos problemas, enfocándose específicamente en el desarrollo, prueba y mejora de tecnologías domésticas sustentables. La primera mención de un Living Lab se le atribuye al profesor William J. Mitchell del MIT Media Lab (Kidd et al., 1999), quien utilizó el término “Living Lab” para definir un método de investigación centrado en el usuario, con el objetivo de probar, prototipar, validar, y mejorar en un contexto real, soluciones a desafíos relacionados con la salud, la energía y la creatividad (Nesti, 2017).

A través de los años, el concepto de Living Lab ha evolucionado hacia un enfoque y ambiente de investigación más robusto, donde disciplinas como la eficiencia energética (Ståhlbröst, 2012), ciudades inteligentes (Schaffers et al., 2011), enseñanza aplicada en sustentabilidad (Evans et al., 2015), movilidad (Rizzoli et al., 2014), vida asistida (Krieg-Brückner et al., 2010), cuidado de la salud (Schrevel et al., 2020), entre otras, son estudiadas en contextos reales.

En las últimas dos décadas, los Living Labs han emergido alrededor del mundo como infraestructuras de investigación claves y efectivas, involucrando a diferentes actores (ej. compañías, ciudadanos, investigadores, estudiantes, etc.) en un ecosistema abierto de innovación, iterativo y centrado en los usuarios, en el cual se fomenta la co-creación en un ambiente real. De acuerdo a Ballon et al. (2005) un Living Lab es “un ambiente de experimentación en donde se le da forma a la tecnología en contextos de la vida real y en donde los usuarios finales son considerados co-productores”.

Ståhlbröst (2012) define cinco Principios Clave con los que los Living Labs deberían operar: “Valor, Apertura, Realismo, Influencia, y Sustentabilidad”, los cuales le dan forma al proceso de innovación inmerso. Por tanto, los Living Labs son ambientes de investigación de multi-actores, donde los usuarios finales prueban productos y servicios, y las colaboraciones interdisciplinarias y transdisciplinarias fomentan la co-creación, la transferencia de conocimiento, el entendimiento de las necesidades, compromiso, y comportamiento de los usuarios, así como la oportunidad de mejorar los productos y servicios a través de retroalimentación procesable.

De acuerdo a nuestro conocimiento, la red más grande de Living Labs es la Red Europea de Living Labs “ENoLL” (European Network of Living Labs, 2021), la cual es una organización sin fines de lucro fundada en 2006. Al día de hoy, la red cuenta con más de 470 Living Labs registrados, los cuales están enfocados en una amplia gama de investigaciones.

Las universidades presentan una gran oportunidad para la implementación de los Living Labs. De acuerdo a Nesti (2017, p.6) “las universidades son jugadores importantes, simplemente porque ya cuentan con estructuras, tecnologías, y personal capacitado para implementar Living Labs”. Por tanto, las universidades pueden utilizar sus instalaciones y su comunidad académica para desarrollar actividades de co-creación con estudiantes, las cuales resultan en valor comercial para las compañías, evaluaciones y mejoras tecnológicas, y el enriquecimiento del proceso enseñanza/aprendizaje.

El enfoque y ambiente de los Living Labs aún se encuentra bajo constante desarrollo y evolución, no obstante, promete una herramienta innovadora de investigación, así como un incremento en el entendimiento, mejora, y aceptación de productos y servicios por sus usuarios finales.

Este año, en el Instituto para el Futuro de la Educación del Tecnológico de Monterrey, comenzamos a trabajar para el establecimiento de un Living Lab en Educación, el “IFE Living Lab, el cuál reunirá a diferentes actores/usuarios (compañías y startups de tecnologías educativas, investigadores, profesores, alumnos, staff administrativo, entre otros) para realizar investigación en innovación educativa, a través de actividades de co-creación en contextos reales. Te invitamos a conocer más sobre la iniciativa en nuestra página web (http://ifelldh.tec.mx).

Referencias

Ballon, P., Pierson, J., & Delaere, S. (2005). Test and experimentation platforms for broadband innovation: Examining European practice. SSRN Electronic Journal. http://doi.org/10.2139/ssrn.1331557

European network of living labs. (2021). http://enoll.org/ (accessed: 07.27.2021)

Evans, J., Jones, R., Karvonen, A., Millard, L., & Wendler, J. (2015). Living labs and co-production: University campuses as platforms for sustainability science. Current Opinion in  Environmental Sustainability, 16, 1–6. http://doi.org/10.1016/j.cosust.2015.06.005

Kidd, C., Orr, R. J., Abowd, G., Atkeson, C., Essa, I., MacIntyre, B., Mynatt, E. D., Starner, T., & Newstetter, W. (1999). The aware home: A living laboratory for ubiquitous computing research. CoBuild. http://doi.org/10.1007/1070543217

Nesti, G. (2017). Living labs: A new tool for co-production? Smart and sustainable planning for cities and regions: Results of sspcr 2015 (pp. 267–281). Springer International Publishing. http://doi.org/10.1007/978-3-319-44899-216

Krieg-Brückner, B., Röfer, T., Shi, H., & Gersdorf, B. (2010). Mobility assistance in the Bremen ambient assisted living lab. GeroPsych: The Journal of Gerontopsychology and Geriatric Psychiatry, 23, 121–130. http://doi.org/10.1024/1662-9647/a000009

Rizzoli, A., Rudel, R., Förster, A., Corani, G., Cellina, F., Pampuri, L., Guidi, R., & Baldassari, A. (2014). Investigating mobility styles using smartphones: Advantages and limitations according to a field study in southern Switzerland. 7th International Congress on Environmental Modelling and Software (iEMSs). www.iemss.org/society/index.php/iemss-2014-proceedings

Schaffers,  H.,  Komninos,  N.,  Pallot,  M.,  Trousse,  B.,  Nilsson,  M., & Oliveira, A. (2011). Smart cities and the future internet: Towards cooperation frameworks for open innovation. Future Internet Lecture Notes on Computer Science, 6656, 431–446. http://doi.org/10.1007/978-3-642-20898-031

Schrevel, S., Slager, M., & de Vlugt, E. (2020). I stood by and watched: An autoethnography of stakeholder participation in a living lab. Technology Innovation Management Review, 10, 19–30. http://doi.org/http://doi.org/10.22215/timreview/1400

Ståhlbröst,  A. (2012). A  set of key principles to assess the impact of living labs. International Journal of Product Development, 17(1-2), 60–75. http://doi.org/10.1504/IJPD.2012.051154

Este artículo del Observatorio del Instituto para el Futuro de la Educación puede ser compartido bajo los términos de la licencia CC BY-NC-SA 4.0