Compañeros animales: ¿Pertenecen en el aula?

Más que mascotas, los animales pueden ser grandes aliados en la enseñanza de habilidades socio-emocionales.

Compañeros animales: ¿Pertenecen en el aula?
Necesitamos nuevas soluciones para proveer a los estudiantes habilidades sociales e inteligencia emocional. Foto: Bigstock
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La segunda década del siglo XXI nos ha enseñado mucho sobre los animales y cómo pueden trascender su papel de mascotas o animales de compañía. Para muchos, un perro, un gato o una tortuga, son mucho más que un acompañante. Pueden ser amigos, soporte y hasta parte de la familia. Pero, ¿y en el aula?

Para entender el rol de los animales de compañía en la experiencia educativa, primero es importante tener en claro que no se trata simplemente de llevar mascotas a las escuelas. Son el resultado de años de estudio y entrenamiento para entender cómo funciona su cerebro, su conducta, la personalidad individual de cada uno de ellos, de manera que puedan desempeñar funciones más allá del acompañamiento. Así es como se convierten en animales de servicio.

¿Qué son los animales de servicio o terapia?

Un animal de servicio o de terapia puede ser cualquiera que haya sido socializado para tratar con humanos y tenga aptitudes especiales para desarrollar su percepción, empatía, concentración y obediencia a los comandos de su manejador o compañero humano.

Su rol consiste en reaccionar y responder a los humanos en su ambiente acostumbrado, bajo la guía de su compañero humano. Hay muchas situaciones en las que un animal de servicio o terapia puede ayudar. Un perro de servicio puede ser entrenado para ser los ojos de una persona invidente, un gato de acompañamiento emocional puede convertirse en el mejor soporte de un joven con autismo, y hasta un perico de terapia puede ayudar a un niño con problemas de aprendizaje del habla, a base de la repetición.

Los animales de compañía han sido el apoyo de personas con problemas específicos. Actualmente se está explorando su potencial como un recurso de apoyo social y emocional en el salón de clases.

Los animales entraron a la vida escolar hace mucho tiempo, con la práctica de las mascotas de grupo, por ejemplo. Si bien la dinámica era diferente, normalmente se trataba de animales pequeños que estaban en sus jaulas, peceras o cajas de cristal la mayor parte del tiempo.

El propósito de las mascotas escolares era enseñar a los niños a cuidar de alguien más pequeño que ellos, pero se desconocían los alcances beneficios del lazo que se crea entre los niños de un grupo y un animal de servicio entrenado para satisfacer las necesidades específicas del ambiente educativo.

¿Qué beneficios concretos aportan los animales de servicio y terapia en una escuela?

Fue en las aulas de educación especial en la que maestros y personal de soporte educativo vieron las características que hacían de los perros buenos compañeros para niños en educación general. Desde entonces, el tema ha sido estudiado y la idea de integrar a los animales a la vida escolar, puesta en práctica.

Una investigación publicada en el diario de La Asociación Abierta de Investigación Educativa Americana incluye detalles acerca de cómo los animales ayudan a reducir el estrés, mejoran la interacción social, aumentan la motivación y potencializan el aprendizaje.

El estudio, realizado en conjunto por el Centro de Nutrición para Mascotas Waltham y el Instituto Nacional Eunice Kennedy Shriver para la Salud Infantil y el Desarrollo Humano, encontró puntos clave para sostener la teoría de que los animales de servicio o terapia pueden tener efectos positivos en los alumnos.

Los investigadores notaron que cuando se introducían animales entrenados en las aulas, los alumnos seguían instrucciones, completaban tareas y se concentraban más fácilmente. Gracias a estos hacían más y mejores preguntas, incrementando la interacción con sus maestros.

La interacción social también mejoró, cuando los animales estaban presentes dentro de la organización del salón de clases, los estudiantes ponían más atención y estaban más tranquilos.

Otra instancia en la que se vio un impacto positivo fue en la actitud de los alumnos hacia la escuela, los docentes y el personal; la convivencia con el animal de servicio les ayudó a desarrollar un sentido de la responsabilidad, respeto y empatía.

Inclusive las habilidades motrices y la coordinación de mano con ojo necesarias para aprender a escribir y perfeccionar la lectura son desarrolladas más fácil con la presencia de un perro, como lo sostienen los especialistas de Can School.

¿Cómo trabajar para superar las limitaciones en la integración de un animal de servicio o terapia?

Los beneficios de tener un animal de servicio en las escuelas son reales, pero no es una opción perfecta para todos, hay alumnos con consideraciones especiales que representan retos para el personal educativo que busque integrar un animal de servicio o terapia.

Hay estudiantes que sufren de alergias (a los perros o gatos) o que simplemente le temen a los a los animales, pero existen protocolos y medidas que se pueden tomar para atender las necesidades de estos niños al tiempo que se cuenta con un animal de servicio para mejorar la experiencia educativa.

Shari Feeney, maestra de primaria con 25 años de trayectoria comenta sobre lo que se ha hecho en su escuela para sortear las dificultades de algunos niños que le tienen miedo a Boomer, el perro de servicio del plantel.

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“He hablado con las familias de los niños que le temen a los perros y juntos hemos creado planes para considerarlos: Los niños pueden estar fuera del aula si Boomer está presente, pueden sentarse al fondo del salón o podemos no tener a Boomer en aula”

En el caso de los niños con alergias, Feeney explicó que ningún perro es hipoalergénico, pero hay maneras de evitar que su presencia produzca reacciones alérgicas en los niños. En este caso, los padres deciden si desean que su hijo interactúe con el perro de servicio de la escuela, así como la extensión de esas interacciones.

Si hay niños alérgicos en el aula, el perro se mantiene con correa en un área limitada, para asegurarse que no se acercará a ellos. Feeney reportó que no se presentó ningún tipo de problema consecuente de tener al perro de servicio en el salón de clases hasta por 40 minutos, la duración de una sesión completa.

En un ambiente educativo en el que buscamos nuevas maneras de estimular el deseo de aprender en niños y jóvenes, además de ofrecerles las herramientas para su desarrollo emocional y social en conjunto con el académico, los animales de servicio o terapia puede ser excelentes aliados para implementar una nueva forma de educar, basada en los lazos afectivos y la convivencia como complementos de la instrucción.

Este artículo del Observatorio del Instituto para el Futuro de la Educación puede ser compartido bajo los términos de la licencia CC BY-NC-SA 4.0