Repensar el papel de la tecnología para el aprendizaje

Los recursos tecnológicos empleados en la educación ofrecen oportunidades para enriquecer la formación, ¿qué falta por considerar al añadirla al plan de estudios?

Repensar el papel de la tecnología para el aprendizaje
Foto: iStock/Vanessa Nunes
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La industria de la tecnología educativa (conocida como EdTech) ha crecido exponencialmente en los últimos años, generando nuevas herramientas que facilitan los procesos de aprendizaje. El valor del mercado global de EdTech en 2021 correspondió a $106.46 billones de dólares, y es esperado que aumente un 16.5 % anualmente desde 2022 hasta el 2030, lo que significa que en 2025 su valor aproximado será de $404 billones de dólares. 

Aunque lo anterior implica que la tecnología seguirá siendo clave en el sector educativo, también es necesario establecer su viabilidad y propósito dentro del aula. Existe una sobresaturación de recursos tecnológicos que cubren las mismas necesidades, por lo que los docentes pueden sentirse agobiados al seleccionar qué herramientas o aplicaciones utilizar. Por ello, replantear para qué necesita la institución o el curso en específico determinada tecnología educativa es esencial en este mar de opciones. 

Adaptar EdTech según el contexto

La tecnología educativa contribuye a mejorar la participación de los estudiantes creando un ambiente de aprendizaje más atractivo y que fomenta la colaboración. También ayuda a que procesos como problemas de matemáticas se conviertan en retos interactivos; que pasen de resolverse con lápiz y papel a un aprendizaje inmersivo que motive al alumnado a solucionar los desafíos.

Que se lance al mercado una nueva aplicación no significa que es la que se debe usar o es la forma ideal para aprender. Todo depende del contexto. Dependiendo de la institución educativa y su pedagogía o según el objetivo del curso, deberán escogerse las herramientas que guiarán el aprendizaje. 

El vicepresidente de Course Hero, Sean Michael Morris, menciona que existe un discurso acerca de cómo la tecnología educativa brinda soluciones en el aula a problemáticas como el plagio, la comunicación entre el profesorado y estudiantado, así como monitorear el progreso de los alumnos. Sin embargo, en la mayoría de las ocasiones la industria presume entender mejor la enseñanza que los mismos docentes, dejando de lado la opinión de los educadores y escuchar su experiencia sobre cómo ocurre el aprendizaje en realidad. 

Morris también sugiere que la eficiencia no siempre está ligada directamente al éxito estudiantil, puesto que este no debe limitarse a las calificaciones. El éxito estudiantil reside en satisfacer sus necesidades, desarrollar su creatividad y mejorar su vida. Actualmente, se vive un cambio de paradigma donde estudiantes que antes eran “no tradicionales” por tener otras obligaciones aparte de su educación, se han convertido en los “nuevos tradicionales”. Los docentes deben adaptarse a nuevos modelos que no sólo midan el aprendizaje con base en respuestas correctas. Algo que la tecnología educativa debe considerar también.

Ante estos nuevos escenarios, un componente esencial en la labor de la EdTech debe consistir en escuchar a los profesores, quienes viven distintas experiencias a diario y forjan relaciones con los estudiantes. Cuando se toma en cuenta la opinión de los educadores, la industria de la tecnología educativa puede generar productos que cumplan con las necesidades reales de enseñanza. 

La tecnología puede contribuir a fortalecer el vínculo entre el profesorado y estudiantado. Morris indica que los docentes desean tecnologías pedagógicas que complementen su rol en el aula, argumenta que “la tecnología educativa tiene el poder de hacer de la educación una experiencia más humanizadora, pero solo si sus creadores escuchan”.

Un ejemplo de programa diseñado mediante la escucha del profesorado es el Proyecto Educativo de Durango, México. Con más de 10,000 encuestas a maestros y la aplicación de otros instrumentos a directores, coordinadores de academia, jefes de enseñanza, supervisores escolares, jefes de sector y los jefes de departamento, se realizó una proyección de mejora educativa. El objetivo radica en garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad, con el fin de impulsar oportunidades de aprendizaje para toda la vida. Dicho análisis, permitió tomar acción con el propósito de posicionar a Durango como una de las cinco entidades federativas con mejor aprovechamiento académico, así como la mejor en atención de las necesidades educativas que solicita la ciudadanía. 

El rol del profesorado prevalece 

A pesar de que las generaciones más recientes tienen menos dificultad al adaptarse al aprendizaje digital, requieren orientación de sus docentes para desarrollar una comprensión sobre las ventajas y las amenazas de Internet. La alfabetización digital desde el aula prepara futuros ciudadanos que perciban y conozcan cómo enfrentar problemáticas globales.

Simon Carter, director de RM Education, advierte que el uso de la tecnología en la educación no es nuevo, al considerar la implementación del pizarrón electrónico o el proyector. Señala que lo que sí es innovador es integrarla en las instituciones educativas de tal forma que mejore los resultados de aprendizaje del alumnado y no sólo automatice procesos existentes. Al hacer de una lección más llamativa creando un entorno híbrido o gestionando el trabajo en equipo en la nube, se brinda al estudiante un plan de estudios más variado que los mantiene comprometidos e interesados.

¿Qué se puede hacer?

Algunas recomendaciones de Natalia Kucirkova, profesora de la Universidad de Stavanger en Noruega, para evaluar o repensar cómo aplicar la tecnología educativa dentro del aula tienen que ver directamente con los aprendizajes de la pandemia: 

  • Tomar en cuenta los variados contextos (no uniformes) en dónde y cómo aprenden las personas.
  • Centrarse en qué hábitos y tradiciones se encuentran arraigadas en los distintos entornos.
  • Asegurarse que la responsabilidad no solamente recaiga en madres y padres de familia, tutores o escuelas individuales. 

Kucirkova considera que un paso clave es replantear las regulaciones y modelos comerciales que rodean a la tecnología educativa. Los inversionistas deben exigir pruebas de impacto de cierta herramienta antes de apostar por ella, conocer los efectos inmediatos pero también su impacto a largo plazo en la comunidad. Los investigadores pueden apoyar a las escuelas y familias para saber qué solución utilizar y cómo. Por su parte, las instituciones educativas necesitan capacitar a su personal para adoptar nuevos recursos y demandar evidencia de los efectos de aprendizaje y protección de los derechos de los usuarios antes de agregar una nueva plataforma al currículum. 

Kucirkova plantea que para 2030 debe entenderse a la EdTech como un ecosistema donde todos los actores son mutuamente dependientes y responsables de la educación. Por lo que pensar en el uso actual que se le dé a la tecnología y considerar distintos factores antes de incorporarla en el aula es vital para su aprovechamiento ideal. ¿Qué herramientas incorporarías en tus cursos? ¿Consideras que cumplen con hacer del aprendizaje más inclusivo y trascendente?

Este artículo del Observatorio del Instituto para el Futuro de la Educación puede ser compartido bajo los términos de la licencia CC BY-NC-SA 4.0