El riesgo de regresar a clases: una clase de 20 niños podría afectar a 800 personas

De acuerdo a un estudio de la Universidad de Granada, un aula de 20 niños podría tener contacto con 800 personas en dos días.

El riesgo de regresar a clases: una clase de 20 niños podría afectar a 800 personas
Group of cheerful children going home from school after covid-19 quarantine and lockdown, taking off face masks.
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Según un estudio de la Universidad de Granada, un salón de clases de 20 niños podría tener contacto con 800 personas en dos días.

Con la llegada del mes de agosto, muchos padres y educadores están al pendiente del regreso a clases. ¿Será un semestre presencial o laboral? Hasta el momento, la Secretaría de Educación Pública (SEP) anunció que se descarta que los estudiantes regresen a sus aulas el 24 de agosto debido a que no existen las condiciones para hacerlo de manera presencial.

¿Qué implica regresar a clases?

Para poder tener de vuelta a los estudiantes en las instituciones, se necesita una planificación para reducir lo más posible los riesgos de contagio. Sin embargo, académicos de la Universidad de Granada (UGR), en España, se dieron a la tarea de investigar qué sucedería si los niños regresan sin las medidas necesarias.

El estudio analiza qué sucede cuando un número de personas que tienen contacto con un grupo de 20 alumnos que no han usado mascarillas ni han guardado distancia, demostrando el riesgo de volver a las aulas. Para los expertos, el mayor problema es que su gobierno se centra en anunciar lo ideal que sería regresar a las aulas, pero no están considerando los recursos para garantizar que se mantendrán las medidas necesarias.

Se centraron en los grados infantiles hasta el cuarto año ya que Isabel Celaá, ministra de Educación en España, dijo que estos alumnos pueden tratarse como convivientes o a modo de familia y que “en esa burbuja o set o módulo pueden moverse con tranquilidad, sin necesidad de guardar la distancia de 1.5 metros”.

El estudio señala que es importante considerar que estos niños no viven en burbujas, tanto ellos como sus docentes conviven con sus propias familias, las cuales muchas tienen trabajo y están en contacto con más personas. Tan sólo en un salón con 20 niños de estos grados pueden estar en contacto con cerca de 800 personas en un lapso de dos días, lo que podría resultar en un brote de contagio gravísimo si no se están cuidando.

Esto si se asume, como lo hacen los expertos, que los estudiantes vienen de una familia conformada por dos adultos y 1.5 hijos (es decir, la mitad de la población tiene dos hijos y la otra uno, según la media española). Cada alumno podría exponer a 74 personas en su primer día, según datos de la UGR. Si la clase es de 25 alumnos, el número de personas con las que podrían convivir subiría hasta 91 por día, y hasta 1,228 en dos días.

Los expertos piden al gobierno que se consideren distintos escenarios y se asignen recursos necesarios para cada uno de ellos, las acciones concretas a realizar y el momento en que se llevarían a cabo cualquiera de estos planes. Ellos sienten que el insistir en un regreso presencial está más bien encaminado a tranquilizar a los padres durante las vacaciones que a crear un plan que puedan mantener todo el año.

Eulogio Cordón, director del departamento de Organización de Empresas II de la UGR, señala que “sin vacuna, la mayoría de las clases probablemente acaben volviendo a un escenario remoto a lo largo del próximo otoño cuando confluyan los efectos de la COVID-19 y la gripe estacional. Por ello, es muy importante que todos los agentes estén preparados para esa posibilidad”.

El estudio señala que debería considerarse a las familias sobre el regreso y su disponibilidad para cada escenario, algo que dicen que no se ha hecho. La falta de comunicación sólo resultará en una limitación en los protocolos y la planificación. Los especialistas en educación recomiendan a las escuelas a apegarse a un horario de clases en línea que replique el modelo tradicional y que combine sesiones sincrónicas y asincrónicas. Sin embargo, si no hay comunicación con la familia, es imposible saber si está dentro de las posibilidades de los padres para mantener esta rutina y colaborar.

Los expertos resaltan que, si bien lo más deseado en España es arrancar el siguiente año escolar con clases presenciales, debido a la complejidad del COVID-19, las instituciones tienen que planear qué sucedería si tienen que cerrar. Según Alberto Aragón, coordinador de este análisis, enfatiza la importancia de pensar escenarios donde se consideran riesgos muchísimo antes de que sucedan. Se necesita desde ya una dotación de recursos para los educadores, estudiantes y las familias y contar con protocolos de cómo pasar de clases presenciales a clases remotas.

¿Qué sucede en las universidades?

El caso de las universidades es mucho más complejo debido a que los estudiantes cuentan con asignaturas y optativas, lo que complica formar grupos y contabilizar el número de personas que podrían exponer. La Universidad de Granada, calculó el número de alumnos que podrían tener en un aula tomando distancia de 1.5 metros para entender los retos que podrían enfrentar en caso de regresar. En su caso, un aula de 92 plazas podría permitir sólo entre 16 y 24 alumnos. Bajo este escenario, las clases en línea son más efectivas ya que podrían ser personalizadas, menos complicadas y llegar a un mayor número de alumnos.

Los estudiantes y docentes piden un sistema más estandarizado al transformar las clases del modelo presencial al online, que garantice evaluaciones justas. Aunque en este punto, debido a que las universidades suelen estar más digitalizadas que los colegios, se encuentran mucho más decididos a la hora de dar clases en línea, ambas instituciones tienen problemas de heterogeneidad y las evaluaciones ya que son muy limitadas o inexistentes.

Para poder tener un regreso a clases exitoso, ya sea presencial o en línea, las instituciones deben desde ya estar analizando y planeando para distintos escenarios y cómo mantenerlos durante el ciclo escolar. Como menciona Alberto Aragón, “es importante reconocer que la organización de la vuelta al cole tiene características que la hacen especialmente complicada, pero eso precisamente debe llevar a planes más rigurosos”.

Este artículo del Observatorio del Instituto para el Futuro de la Educación puede ser compartido bajo los términos de la licencia CC BY-NC-SA 4.0