La tecnología como facilitador de inclusión educativa

¿Qué tienen en común las tabletas electrónicas sin necesidad de conexión a internet, los teclados braille y los recursos educativos abiertos?

La tecnología como facilitador de inclusión educativa
Foto: iStock/SeventyFour
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El cuarto Objetivo de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas para el año 2030 plantea una educación de calidad, incluyente y equitativa para todas las personas. Pero, ¿cómo se consolida un acceso a la educación que trascienda las barreras sociales, culturales y económicas? 

Con ayuda de recursos tecnológicos que garanticen la inclusión, las instituciones educativas pueden formar ciudadanos más críticos y con las habilidades necesarias para afrontar desafíos en la vida. La planificación de las clases también se ve beneficiada con el uso de estas herramientas, ya que al integrarlas a un entorno de interacción se promueve la cooperación y la transformación social. 

Según Tiffin University, las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) contribuyen a edificar ambientes de aprendizaje que perseveran a pesar de los factores del contexto que los afectan. Entonces, si aprovechar los medios tecnológicos que brindan conexión es de utilidad, ¿qué retos hay que tomar en cuenta para alcanzar la inclusión?

Brechas digitales

La Universidad en Internet (UNIR) describe que las TIC han transformado los métodos en que se adquiere el conocimiento y las personas se relacionan. Incluir la tecnología en el ámbito académico requiere la consideración de situaciones que deben suceder previamente como: 

  • Capacitar al profesorado para introducir las TIC en el currículo, otorgándoles opciones a fin de determinar cuáles se adaptan mejor a la materia y sus estudiantes. 
  • Educar al estudiantado y enseñarle el uso correcto de estas herramientas. 
  • Proporcionar a las instituciones educativas el equipo necesario, a nivel individual y colectivo.

Si los docentes cuentan con la formación necesaria se adoptará la tecnología en el aula de manera eficiente. Pero no sólo se trata de ver la forma de incorporarla, sino de tener en mente las brechas que dividen el acceso a la misma educación. 

UNIR indica que no todas las familias pueden entrar a internet ni disponen de los dispositivos requeridos. Sin embargo, existen otras aspectos que al no considerarlas pueden ocasionar una exclusión mayor, como:

  • Nivel económico: por lo general los menores de edad con familias que tienen menos recursos obtienen resultados académicos más bajos. Si las TIC logran proveer a todo el alumnado por igual los mismos medios tecnológicos podrían maximizar su rendimiento.
  • Motivos geográficos, culturales o de género: la Universidad en Internet propone como una solución para evitar rezago educativo, por ejemplo, entregar tabletas electrónicas con el material descargado a un centro con niñas de etnia gitana para ingresar desde su casa. 
  • Diversidad funcional: las personas con algún tipo de discapacidad necesitan que el aula se adapte y les incluya. Existen ejemplos donde se incorporan teclados o impresoras braille dentro de las instalaciones educativas. 
  • Inmigración: la diversidad cultural no debe ser motivo de discriminación. Con técnicas como la gamificación se pueden realizar actividades que representen y visibilicen la multiculturalidad. 

Dos profesores de la Facultad de Ciencias Humanas y de la Educación de la Universidad Zaragoza en España, Cecilia Latorre y Alejandro Quintas, presentaron sus libros llamados: «Tecnologías y neuroeducación desde un enfoque inclusivo» e «Inclusión educativa y tecnologías para el aprendizaje». Desde esas investigaciones, Latorre explica que la cuestión económica es una limitante evidente que puede atenuarse con la creatividad del profesorado. «Por ejemplo, si se trabaja en un proyecto donde es necesario utilizar el ordenador, en lugar de que sea un trabajo individual se puede hacer un trabajo alternativo, como proyectos en grupo, por parejas o fundamentados en el aprendizaje cooperativo», describe la docente. 

Además, argumenta que «lo más importante es tratar el uso de la tecnología desde una perspectiva inclusiva. Si vamos a integrar diferentes herramientas que deben facilitar o motivar el aprendizaje, tenemos que replantear si van a funcionar o no».

Una guía para encontrar alternativas en las metodologías de la enseñanza es la de Eduardo Esteban Pérez León, el profesor colombiano que suma más de 59 reconocimientos nacionales e internacionales por la forma en que fomenta el aprendizaje con herramientas tecnológicas y aplicaciones para estudiantes con discapacidad. 

Aunque la labor social de Pérez León ha contribuido a iniciativas regionales contra el acoso escolar y la drogadicción, su enfoque está en la población con discapacidad. El maestro del Instituto Técnico Guaimaral en Cúcuta, Colombia, expresa que “la inclusión no es abrir la puerta para que el niño escuche o vea la clase de forma pasiva. El éxito de nuestro modelo es que el niño se sienta importante, valorado y protagonista de la educación”.

Una evidencia de lo anterior es que, crearon una aplicación para enseñar geometría a los estudiantes con debilidad visual. La solución solo debe descargarse la primera vez y puede utilizarse sin conectividad. «Las herramientas offline han sido clave, los maestros acudimos a la innovación para que la educación no pierda la calidad», señala Pérez León.

Rampas digitales para reducir las barreras

Las rampas digitales son tecnologías de apoyo, ya sea hardware o software, que facilitan el acceso y uso de recursos informáticos a personas con discapacidad para suplir capacidades funcionales específicas. Estas incluyen: teclados ampliados, lectores de pantallas, pulsadores, mouse joysticks, programas que modifican el tamaño o color del cursor, emuladores de teclado o mouse, dispositivos para rastreo ocular, entre otros. 

La maestra Florencia Sardiña manifiesta que quienes aprovechan estas herramientas pueden aprender a la par de sus compañeros y tener la misma oportunidad, al tiempo que se propicia la equidad y se mantiene la calidad de aprendizaje. 

Un ejemplo concreto es Ceibal, el centro de innovación educativa con tecnologías digitales del Estado uruguayo. Mientras que su objetivo radica en promover la integración de la tecnología a la educación para mejorar el aprendizaje e impulsar los procesos de innovación, inclusión y crecimiento personal, una de sus ofertas comprende el asesoramiento a docentes para determinar qué recurso tecnológico se ajusta más a las particularidades de un alumno con discapacidad. 

Ceibal cuenta con el Centro de Referencia en Tecnología para la Inclusión (CeRTI Ceibal) donde coordinan el proyecto Valijas Viajeras, un kit de rampas digitales para acercar a centros educativos las soluciones tecnológicas que favorecen el acceso y uso de dispositivos de Ceibal al estudiantado. De esta manera, el profesorado puede brindar una amplia gama de recursos a alumnos que se enfrentan a barreras de tipo motrices, visuales o cognitivas.

Según Mario Calderón, CEO y Cofundador de SkillMapper, algunos de los instrumentos tecnólogicos utilizados en el campo educativo para el aprendizaje de personas con discapacidad son: el uso de comandos de voz para que los estudiantes con discapacidad visual puedan escribir un texto al narrarlo o escuchar un audiolibro, también la descripción de imágenes automatizada para vislumbrar e imaginar la fotografía. Asimismo, una solución de realidad virtual permite que personas con autismo interactúen en una situación social simulada. 

Hacer que el software usado para el aprendizaje sea personalizable no es fácil, pero es importante. Gillian Hayes, la decana de la División de Graduados de la Universidad de California en Irvine, indica que estos sistemas deben ser flexibles y en este esquema ganan todos. Incluso si una persona no tiene una discapacidad, igualmente tiene preferencias individuales, formas en que aprenden mejor y se motivan a participar. 

Mario Calderón sugiere que la principal barrera para desarrollar recursos a fin de que personas con discapacidad puedan acceder a la educación es la falta de incentivos económicos. Por lo general, son las organizaciones con o sin fines de lucro las que demuestran interés por brindar las herramientas necesarias para este grupo de personas.

Por su parte, Gillian Hayes explica que no sólo los productos deben ser más accesibles, también las organizaciones. Asegura que si las grandes empresas tecnológicas, investigadores y aquellos que diseñan tecnologías educativas vuelven sus espacios de trabajo más incluyentes e incorporan a personas con discapacidad en sus equipos, ellos aportarán ideas que alguien que no ha tenido esa experiencia no podría considerar.

Los autores Paul Lynch, Nidhi Singal y Gill Althia Francis comparten que la labor está en construir una agenda de investigación en EdTech (del inglés educational technology) para el futuro. Si se alinean estos estudios con los Objetivos de Desarrollo Sostenible planteados por la ONU se logrará garantizar el acceso universal a las tecnologías de asistencia más adecuadas. Analizan que centrarse en las experiencias de aprendizaje de calidad para las infancias con discapacidad servirá en investigaciones futuras para adoptar una visión multidimensional de la tecnología educativa, al considerar el ingreso, participación y empoderamiento de la institución educativa. 

Educación accesible en zonas de conflicto

De acuerdo con la UNESCO, existen más de 127 millones de infantes sin escolarización y que viven en situación de crisis. El 25 % de los niños y niñas del mundo habitan en países afectados por conflictos o desastres. Establece que «las emergencias causadas por conflictos armados, inestabilidad, pandemias, cambio climático y desastres, interrumpen la educación y dejan fuera de la escuela a millones de niños, niñas y jóvenes en todo el mundo».

Para la organización, la respuesta humanitaria es una prioridad con el propósito de apoyar a migrantes, refugiados, desplazados internos, repatriados y comunidades de acogida. Por tanto, se buscan reducir los riesgos de desastres en el sector educativo ayudando a prepararse a escuelas y autoridades en la industria. 

Actualmente, la UNESCO trabaja para garantizar la continuidad del aprendizaje en Ucrania y proteger la educación en Afganistán, donde miles de mujeres se han visto rezagadas frente a las restricciones de acceso a la educación. Así como ofrece un apoyo permanente a países como Irak y Siria a fin de hacer frente a crisis prolongadas. 

Saalim Koomar, Caitlin Moss Coflan, Tom Kaye recopilaron una lista de intervenciones y esfuerzos que se han implementado de forma efectiva con tecnología educativa en entornos de fragilidad, conflicto y violencia (FCV). Dividieron los recursos en cuatro categorías: contenido y dispositivos educativos, administración del sistema, desarrollo profesional docente y bibliotecas de recursos. 

Entre estas soluciones se presentaron: 

  • Rumie – por medio de recursos educativos de calidad crearon un plan de estudios digitalizado para infantes desde primaria a secundaria. En 2015 con el programa de Learn Siria, se permitió al alumnado estudiar de manera autónoma a través de contenido cargado en tabletas sin necesidad de conexión.
  • MEERS – proporciona datos e investigaciones con la meta de comprender y abordar mejor las necesidades educativas y psicosociales de infancias refugiadas en la región de Oriente Medio y Norte de África (MENA). Mediante la capacitación de maestros y otorgándoles recursos, realizan evaluaciones para la toma de decisiones en situaciones cambiantes.
  • Accelerating Equitable Access to School, Reading, Student Retention and Accountability (ACCELERE!) – está enfocado en mejorar los resultados de lectura de más de un millón de menores en la República Democrática del Congo (RDC). Cuenta con el desarrollo de materiales de instrucción, la mejora de la pedagogía de los docentes, la creación de espacios de aprendizaje seguros y el trabajo con el gobierno para fortalecer los sistemas de rendición de cuentas y las políticas educativas. 
  • Darakht-e Danesh – es una biblioteca en línea que también es la primera iniciativa de recursos educativos abiertos (REA) en Afganistán. Se instituyó con el objetivo de mejorar el conocimiento de las materias de los docentes y el acceso y uso de materiales de aprendizaje.

Un reporte de la Sociedad Alemana de Cooperación Internacional (GIZ, por sus siglas en alemán) estableció que estas crisis y conflictos son considerados uno de los mayores obstáculos para garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad para todas las personas. Y reconocen que la movilidad con respecto al aprendizaje es esencial para continuar con la educación, por lo que identificaron las principales tendencias e instrumentos que funcionan aplicados en estos entornos. 

La investigación revela que las Tecnologías de la Información y Comunicación tienen el potencial de fortalecer los sistemas educativos. Por ejemplo: con el uso de transferencias monetarias móviles se asegura que los maestros reciban su salario; por medio de mensajes de texto se informa a las madres y padres de familia, tutores y jóvenes acerca de algún peligro próximo a las escuelas; igualmente se recopilan datos sobre el alumnado, profesorado, instituciones e infraestructura educativa. 

Incluso, el reporte reconoce el aprendizaje híbrido como un elemento relevante de la educación postsecundaria. Esta forma de enseñanza mejora la educación básica formal y no formal. Otro medio muy utilizado es la radio, a fin de movilizar a los menores dentro y fuera de la escuela. Y las tabletas electrónicas sirven para educar a infantes que no asisten presencialmente a una institución y se encuentran en lugares remotos. 

De la misma forma, se apuesta por los recursos educativos abiertos que están disponibles rápidamente, a bajo costo y adaptados a las necesidades específicas del grupo o localidad. A su vez, los videos se usan para impartir habilidades necesarias para la vida a las comunidades, con el propósito de crear un diálogo sobre temas importantes. 

Aparte de presentar distintas iniciativas que trabajan con estas herramientas, la investigación concluye con la importancia de comprender que estas problemáticas no afectan a todas las infancias por igual, ni las implicaciones son las mismas según la región. Propone que es necesaria mayor información sobre el impacto de la tecnología en la educación en situaciones como esta o con personas con discapacidades cognitivas o físicas, así como también incluir a poblaciones vulnerables (comunidades minoritarias étnico-raciales o religiosas dentro de los campos de refugiados y en entornos rurales y urbanos).  

Declara que «la investigación y el desarrollo de programas relacionados con el género, la capacidad y otros temas de inclusión e igualdad para los grupos subrepresentados deben ser una prioridad para los donantes y los gobiernos».

Siguientes pasos

En un reporte del Tony Blair Institute for Global Change, los múltiples autores describen dos enfoques de pensamiento que predominan en el campo de la tecnología educativa actual: el impulsado por la tecnología y el asistido por ella. El primero se orienta en cómo la tecnología puede intentar reemplazar o minimizar el papel de los educadores, mientras que el segundo trata de mejorar los métodos de enseñanza existentes. Ambos, a la vez que resuelven distintos problemas, tienen limitantes y no siempre llevan a la inclusión. 

Por esas razones, los expertos proponen un sistema de educación tecnológicamente incluyente, donde las decisiones sobre cómo utilizar los recursos tecnológicos van acompañadas de otras opciones pedagógicas, considerando el propósito y el contexto. Asimismo, sugieren que debería consolidarse un Servicio de Educación Mundial, alojado por alguna organización como la UNESCO o UNICEF, que otorgue oportunidades de aprendizaje remoto a través de diversos canales de internet, con baja tecnología y de forma gratuita. 

El marco que trazaron para un sistema educativo mínimo viable debe incluir: 

  • La creación de una identificación de estudiante digital de por vida, esta será emitida al comienzo de la educación obligatoria y permite al alumno tener control sobre sus datos personales. 
  • La redistribución de los salones en cohortes o grupos, mientras se transforman las trayectorias profesionales de los docentes. Los estudiantes tienen acceso a distintas actividades de aprendizaje y apoyo docente, en tanto que los profesores pueden apoyarse en colegas más experimentados para trabajar en la enseñanza grupal. Esto permite coordinar grupos pequeños y grandes. 
  • La construcción de infraestructura y regulación de educación «en persona a distancia» con centros de aprendizaje remotos que aportan más oportunidades, con acompañamiento de personal capacitado y socialización entre pares sin la limitante geográfica.

El caso reciente de la pandemia y las adecuaciones en la educación que tuvieron que instaurarse aceleradamente, son un ejemplo de que obtener aprendizaje puede conseguirse de manera más flexible y accesible. Atendiendo el contexto particular de la región, el entorno o situación individual de cada estudiante puede acercarse el derecho de estudiar mientras se disuelven las barreras y limitantes. Aunque no es un camino fácil, escuchar y tomar en cuenta distintas experiencias que son una realidad en el mundo sirven para generar iniciativas que promuevan el aprendizaje. 

Si quieres conocer más sobre la educación inclusiva y los recursos que puedes utilizar, te recomendamos leer esta nota o ver nuestro webinar sobre la tecnología educativa para la inclusión. ¿Qué herramientas o nuevas metodologías incluirías en el aula?

Este artículo del Observatorio del Instituto para el Futuro de la Educación puede ser compartido bajo los términos de la licencia CC BY-NC-SA 4.0