){kind=logo}
){kind=icon}
){kind=logo}
){kind=icon}
La mayoría llegó sin saber programar ni comprender códigos o lenguajes computacionales. Seis meses después, presentaron sus aplicaciones y plataformas digitales con las que ya proyectan irrumpir en la economía digital y en la mejora de sus comunidades.
Los egresados del primer Coding Boot Camp del Tecnológico de Monterrey participaron en el Demo Day, anoche en el espacio colaborativo WeWork, en Monterrey.
El evento fue el cierre de una etapa en la formación de los alumnos, cuyos resultados podían verse en las pantallas de sus laptops, pero también fue la apertura de un nuevo ciclo que podría resumirse en una frase: una vez que entras al boot camp de programación, ya nada vuelve a ser lo mismo.
“Pasaron por seis meses de locura, creo que la cantidad de sueño debe ser de alrededor de tres horas por noche durante los últimos meses”, dijo Julien Depauw, líder de credenciales alternativas del Tecnológico de Monterrey.
data-animation-override>
“El 95 por ciento hace seis meses no sabía nada de programación.”
Realizado en colaboración con Trilogy Education Services, una startup con sede en Nueva York que está enfocada en alianzas con centros de estudio, este boot camp es similar al que opera en universidades de Estados Unidos, como Rutgers y Berkeley.
“Muchos de ellos llegaron para aprender cosas nuevas y subir su nivel de competencia. Me fascinan las dobles competencias y aquí estamos alcanzando eso”, señaló Depauw.
“Estoy orgullosísimo”, agregó. “Tenemos un grupo de 28 personas que están creando una comunidad entre ellos. Hemos creado un nuevo ambiente en la manera de aprender, que es estupendo”.
Entre los alumnos que participaron en esta primera edición hay ingenieros, diseñadores industriales, mercadólogos y especialistas en finanzas. Sin embargo, a la hora de desarrollar sus aplicaciones y plataformas encontraron un lenguaje común para trabajar en equipo, con ganas de emprender e innovar en el área del software.
Dentro de los proyectos que se presentaron pudieron observarse desde aplicaciones destinadas a generar ahorros en la industria del transporte de carga, a programas enfocados a las finanzas personales y hasta un proyecto que busca rescatar y fomentar la adopción de mascotas.
“AdoptaMx es un proyecto que nace para formar conciencia de todos los animales en situación de calle, especialmente los perros, para facilitar el proceso de adopción y tener ciertas regulaciones”, dijo Gabriela Martínez, al presentar una de las aplicaciones desarrolladas por su equipo.
Con una trayectoria profesional en área de mercadotecnia de una empresa, Martínez descubrió, junto a un equipo de compañeros, que la programación también puede atender problemáticas en las comunidades.
Formado como ingeniero en sistemas y con experiencia en el sector público, Abelardo Villalobos señaló que el curso le dio habilidades para solucionar problemas y hasta participar en el diseño de una app para realizar cursos en línea.
“Este boot camp te cambia bastante. Hay muchas ideas que tienes en la cabeza que no sabes cómo materializarlas hasta que no te guían”, dijo Villalobos.
Concebido como una experiencia de aprendizaje, el boot camp es un modelo de inmersión que apoya al alumno con asesorías, mentorías, networking y vinculación con empresas en el área de software.
“Como el tema de programar no es muy sencillo, la dinámica del boot camp es proporcionar todo un ecosistema”, dijo Lucía Romo, especialista en boot camps del Tecnológico de Monterrey.
Ante el éxito de este modelo educativo, Romo señaló que se contempla que los próximos años siga creciendo.
“La idea es que crezca mucho más y a finales de este año tener otras dos generaciones; se tiene pensado que en el 2019 cada seis meses haya otra generación, ya sea de programación, analítica de datos o ciberseguridad”, agregó.
Además de los que hay en curso, actualmente están en puerta otros boot camps de programación en Monterrey y otro de analítica de datos en la Ciudad de México. Entra aquí para obtener más información sobre los boot camps del Tecnológico de Monterrey.
){kind=icon}
){kind=icon}
Este artículo del Observatorio del Instituto para el Futuro de la Educación puede ser compartido bajo los términos de la licencia CC BY-NC-SA 4.0 
)