Estudiantes sin visa: Una crisis internacional

La relaciones de Estados Unidos con Irán y China se fragmentan, y con ellas el futuro académico de cientos de personas.

Estudiantes sin visa: Una crisis internacional
Desde oportunidades académicas hasta planes de vida, pueden verse afectados por la tensión de las relaciones internacionales entre países. Foto: Bigstock
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Cuando un estudiante sale de su país para estudiar en una universidad extranjera, normalmente piensa en forjarse un mejor futuro. Las instituciones de educación superior que reciben estudiantes extranjeros se preocupan por generar un ambiente de cooperación internacional en la que millones de estudiantes, profesores e investigadores pueden compartir conocimiento, colaborar en proyectos académicos o investigaciones.

¿Pero qué sucede cuando el país de procedencia de un estudiante y su país destino presentan un conflicto de intereses? Las tensiones internacionales entre ambos pueden afectar severamente las oportunidades educativas de estos alumnos.

Tal es el caso de las relaciones internacionales de Estados Unidos con Irán, que se han hecho más adversas especialmente este año. Los lazos entre Irán y Estados Unidos llevan mucho tiempo erosionándose, pero nuevas tensiones surgieron en septiembre de este año, cuando la administración estadounidense acusó a Irán de realizar ataques contra instalaciones petroleras en Arabia Saudita. Después de este hecho, el mandatario iraní Ayatollah Ali Khamenei, anunció que no habría diálogo de ningún tipo con Estados Unidos.

¿Qué significa esto para los estudiantes iraníes admitidos en universidades americanas?

Al menos 20 estudiantes iraníes que habían conseguido entrar programas académicos de educación superior, la mayoría de ellos en universidades de California, se vieron afectados pues les fueron revocadas sus visas de último momento antes de abordar su vuelo desde Irán o de conexión en un destino intermedio. Uno de ellos llegó hasta Boston solo para ser interceptado y enviado de vuelta. Ninguno recibió una explicación o notificación previa a esta repentina decisión.

Esta medida afectó solo a los estudiantes que viajaron después del 14 de septiembre, fecha del ataque a las instalaciones petroleras de Arabia Saudita. La junta de Regentes de la Universidad de California se pronunció en contra de la prohibición de los estudiantes a entrar al país, reforzó su intención de apoyar a los estudiantes internacionales, y protegerlos de medidas repentinas y perjudiciales para su futuro académico.

Pero el bloqueo de estos estudiantes iraníes tiene cierta base legal. Una ley puesta en rigor durante 2010, requería que el gobierno de los Estados Unidos rechazara las visas de estudiantes cuya trayectoria académica los preparara para trabajar en el sector de energía nuclear. Sin embargo, esta ley deja mucho espacio a la interpretación de los oficiales consulares, que no son especialistas en educación, ni en los campos de investigación que se supone que son prohibidos para los estudiantes iraníes.

“Esto es algo que no puedo deshacer, estoy muy afectado, débil en mi salud física”.

Existe un alto grado de dificultad en predecir cómo un estudiante usará en el futuro los conocimientos obtenidos en su carrera académica; se trata de algo prácticamente arbitrario. Un estudiante de ingeniería eléctrica podría dedicarse a construir plantas de energía eléctrica en Irán para llevar este recurso a poblados que antes no lo tenían, de la misma forma que un estudiante de periodismo con especialidades en mercadotecnia y semiótica podría usar sus habilidades para elaborar campañas que desestabilicen el orden político y social a nivel internacional, eventualmente provocando un crisis económica o un conflicto armado. ¿Quién decide cuál estudiante es “peligroso” y por qué? ¿Qué criterios utilizan?

El simple hecho de hacer ese cuestionamiento nos muestra que nos encontramos en un panorama de alta tensión política, de miedo al conflicto y de las armas que pueda tener el posible oponente para atacar. La primera baja en este conflicto que no comienza son los estudiantes, académicos e investigadores que los pre-combatientes ven como potenciales armas en vez de personas, son ellos los que pagan el precio de una tensión política en ascenso.

El costo para ellos es personal, en tiempo, dinero y decisiones de vida que no pueden revertir. Todos los estudiantes a los que le negaron la visa de última hora tuvieron que iniciar un proceso para averiguar el motivo de la revocación, para hacerlo, tuvieron que viajar a Armenia ante la ausencia de una embajada estadounidense en Irán.

También cubrieron los gastos de aplicar a estas universidades y financiaron por su cuenta los exámenes necesarios para acreditar el nivel de inglés requerido por las mismas. Otros ya habían incluso iniciado el pago de su vivienda; la suma total de dinero para asegurar sus estudios representa un capital grande tanto para ellos como para las familias que los apoyan.

Algunos de ellos tendrán la oportunidad de entrar a los programas en Canadá o Europa que en principio habían rechazado al pensar que tenían su oportunidad en Estados Unidos asegurada, pero el tiempo de espera y preparación es de al menos dos años. Tanto el tiempo como el capital invertido representa una pérdida significativa para estos estudiantes ante el cambio en el panorama geopolítico que agrava el conflicto entre Estados Unidos e Irán.

“Todos los pasajeros me veían como si fuera un criminal, es muy difícil para mí olvidar este momento”.

Un caso extremo es el del Mehran, quien solo dio su nombre de pila por miedo a repercusiones que afectaran el proceso de petición de una nueva visa. Mehran se graduó de la Universidad de Tehran a los 24 años y fundó una laureada compañía de software. Con la idea de estudiar un doctorado, aplicó en una universidad en Estados Unidos. Al recibir la noticia de que su visa fue aprobada, vendió su casa, se deshizo del 40 % de las acciones de su compañía y delegó su puesto a un nuevo director. Después de que su visa fuera rechazada a última hora, Mehran tuvo que permanecer en Tehran, sin casa y sin trabajo. Actualmente vive con sus padres y sufre de ansiedad y depresión consecuentes del episodio, problema que comparte con la mayoría de los estudiantes con experiencias similares.

“Esto es algo que no puedo deshacer, estoy muy afectado, débil en mi salud física”, comentó Mehran para The Guardian. Los estudiantes impactados por estas medidas aún no reciben respuestas ni sobre la revocación de sus visas, ni sobre si será posible recibir una nueva. Sin embargo, este evento los acompañará toda la vida, como es el caso de Milad Aghajohari, otro estudiante que fue detenido en el aeropuerto para prohibirle la entrada Estados Unidos. “Todos los pasajeros me veían como si fuera un criminal, es muy difícil para mí olvidar este momento”, dijo Aghajohari.

Situaciones como la que le sucedió a Aghajohari y a sus compatriotas cuyas visas fueron revocadas, no solo tienen consecuencias para las víctimas de estas medidas arbitrarias, sino para quienes las observan como externos, ya que contribuye a crear una imagen de que cierto grupo étnico representa una amenaza, en este caso, los musulmanes. Las implicaciones sociales de estos estereotipos a largo plazo son desastrosas y favorecen el crecimiento de la xenofobia en Estados Unidos, un país que ya tiene serios problemas para combatir distintas formas de racismo y desigualdad social.

El caso de China

Otra situación en la que las tensiones políticas y las relaciones internacionales de Estados Unidos con países extranjeros han afectado al sector educativo es la del estatus de visas para estudiantes y académicos chinos. Más de 200 de ellos se han visto afectados por una alza en el rechazo de solicitudes de visas para estudiantes y en la cancelación de visas para académicos.

Esto es resultado de un creciente temor de Estados Unidos hacia el espionaje y la fuga de tecnología y propiedades intelectuales. “Es normal que China y Estados Unidos compitan y cooperen, y todos juegan bajo estas reglas, pero ahora Estados Unidos se siente nervioso por la influencia de académicos chinos y decidió jugar sucio y cancelar sus visas”, comenta Wang Wen, decano ejecutivo del Instituto Chongyang para Estudios Financieros.

“Ningún país normal trataría a académicos que investigan políticas como espías. Esto es ridículo”.

Estas maniobras políticas de Estados Unidos podrían ser parte de una estrategia de distanciamiento comercial para recudir la independencia del país con respecto a China, motivada por la guerra comercial entre ambas potencias.

La mayoría de los  académicos chinos cuyas visas fueron canceladas, recibieron notificación posterior a su último viaje a Estados Unidos. El país les ofreció la opción de tramitar una visa de una sola entrada, pero los académicos señalaron que las preguntas requisitorias son invasivas e innecesarias.

Los estudiantes de ciencias sociales son los más vulnerables a esta medida, explicó Jin Canrong, decano asociado de la Escuela de Estudios Internacionales de la Universidad de Renmin, en China. “Los académicos de ciencias sociales están bajo mayor escrutinio porque su investigación comúnmente involucra políticas y comunicaciones de China con departamentos de gobierno, sin embargo, este tipo de investigación es normal en países occidentales, ningún país normal trataría a académicos que investigan políticas como espías. Esto es ridículo”, comentó el decano.

Este artículo del Observatorio del Instituto para el Futuro de la Educación puede ser compartido bajo los términos de la licencia CC BY-NC-SA 4.0