“Salu2” “TQM” y emoticones: la reinvención de la gramática con la tecnología

La gramática con la tecnología, ¿se deforma o evoluciona?, ¿se renueva con el uso del chat?, ¿cuál es el alcance de la RAE en la era digital?

“Salu2” “TQM” y emoticones: la reinvención de la gramática con la tecnología
La gramática con la tecnología, ¿se deforma o evoluciona?, ¿se renueva con el uso del chat?, ¿cuál es el alcance de la RAE en la era digital? Imagen: Bigstock
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Desde su origen, la gramática se ha ido transformando según cambia la sociedad y el desarrollo tecnológico. Un claro ejemplo de su evolución es la manera en la que se transmite; desde tabletas de arcilla, pergamino, papel, hasta el teclado QWERTY y la tableta digital de hoy en día.

Es evidente entonces que, conforme avance la tecnología y se desarrolle la sociedad, se modifique la lingüística. Especialmente hoy en día que se escribe más y a mayor velocidad que nunca antes, sin límite de caracteres y sin costo por mensaje.

Un estudio de la universidad de Manizales, en Colombia, describe esta nueva manera de comunicarse como “un fenómeno sin precedentes en la historia de la comunicación popular. Es una acción en la que se minimiza el tiempo para leer y escribir, pues se dialoga-escribe en tiempo real”.

Algunos de los mayores cambios que ha sufrido la gramática son el mal empleo de las mayúsculas, construcción de frases simples, la falta de atención a la corrección ortográfica por la prisa, el uso de abreviaciones, anglicismos, emoticones, la escritura fonética, entre otros.

Debido a estos factores, la gramática sufre cambios que quebrantan las reglas de la Real Academia Española (RAE). Esta problemática ha generado dos posturas 1) la que defiende esta “nueva” gramática como algo normal debido al cambio al entorno digital o 2) los que lo consideran actos transgresores de escritura que corrompen el idioma y complican la comunicación.

El alcance de la RAE para reglamentar la gramática

El estudio de la Universidad de Manizales se enfocó en descubrir si la RAE “tiene alcance de reglamentar y controlar los modos gramaticales que surgen en la escritura por WhatsApp o, si por el contrario, con la escritura mediada por esta aplicación tecnológica emerge una gramática sui generis”.

Descubrieron que el 57 % de los participantes dijeron seguir las normas. De los encuestados, el 76 % aceptó que se deberían de seguir las reglas de la RAE y respetar la gramática establecida. Aún así, estos resultados se contradicen al momento de acatar las normas.

El 43 % de los encuestados aceptaron que no cumplen con las normativas y un 46 % dijeron que es difícil acatarse a las reglas debido a la necesidad de contestar rápido, ya que en la mayoría de las ocasiones, se mantienen conversaciones con varias personas al mismo tiempo. Sobre este punto, el estudio descubrió que la velocidad es uno de los factores que más afectan la escritura, ya que se ve como una conversación y se espera una respuesta inmediata.

Repercusiones gramaticales más allá del chat

Debido a esta inmediatez y la evolución de la escritura, surge una aparente falta de conocimiento sobre las normas y sus excepciones. Aunque se escribe con más frecuencia y rapidez que nunca antes, pareciera que a la gente se le olvidaron las reglas gramaticales y suelen no preguntarse si está bien o mal lo que escriben (en cuanto a ortografía y gramática se refiere).

Además, existen herramientas como el texto predictivo que sugiere palabras frecuentes para completar la frase o palabra automáticamente y el autocorrector, que marca errores ortográficos y los corrige en el momento. Este tipo de avance tecnológico nos ayuda a escribir más rápido, sin embargo, no ayuda al usuario a mejorar su ortografía ni a entender las reglas, ya que no se acatan por completo a las normas.

No se puede fiar al cien por ciento del autocorrector ya que depende del idioma preestablecido en el dispositivo y si tiene o no un diccionario del idioma. Es por eso hay ocasiones donde el mismo autocorrector comete errores y marca palabras correctas como error. Tampoco sabe distinguir entre palabras que se oyen igual, pero se escriben diferente, ni entre dos palabras que se escriben igual o casi igual, pero tienen significados diferentes. Aunado a esto, los correctores básicos no advierten si un texto es redundante o insultante.

Lo más interesante es que, hoy en día, las personas tienen mayor facilidad que nunca de informarse sobre lingüística. Por ejemplo, la RAE tiene una cuenta en Twitter donde resuelven dudas sobre ortografía y significados de palabras. También está la Fundéu BBVA que recibe consultas en su portal. Incluso hay recursos como “el profesor don Pardino”, un cómic de humor sobre la gramática y ortografía.

¿Utilizas alguno de estos recursos en el día a día? ¿Sueles revisar la ortografía y gramática de tus conversaciones digitales? Además de las herramientas mencionadas, ¿conoces otras que sean útiles para aprender gramática y linguística?

Este artículo del Observatorio del Instituto para el Futuro de la Educación puede ser compartido bajo los términos de la licencia CC BY-NC-SA 4.0