Un experimento escolar para eliminar el sexismo

La organización Lifting Limits y cinco escuelas en Reino Unido realizaron un programa en favor de la equidad de género, estos son los resultados.

Un experimento escolar para eliminar el sexismo
El ejercicio llevó, tanto al alumnado como al profesorado, a reflexionar sobre la inequidad de género en el aula. Foto: Bigstock
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La escuela primaria es el lugar donde se aprenden muchas de las nociones que nos acompañan en la vida adulta. Cuestiones como aprender a relacionarnos entre pares, seguir la guía de un maestro, entender la idea de autoridad y su diferencia con el liderazgo, hasta cómo aprender a aprender. También es el lugar donde, muchas veces de manera involuntaria, fomentamos las diferencias entre niños y niñas.

Todos hemos escuchado frases como “juegas como niña”, o ”no llores, solo las niñas lloran”, dichas a alumnos varones en las escuelas.También es común someter a las niñas a una conducta basada en el ideal social del género femenino, como exigirles vestir o actuar de cierta manera para no “distraer” a sus compañeros masculinos. Es así como se aprenden las bases del sexismo, el cual se permea en la visión social de cómo vislumbramos las diferencias entre ambos sexos.

Con esta problemática en mente, cinco escuelas en Reino Unido enlistaron la ayuda de Lifting Limits, una organización inglesa dedicada a investigar y visibilizar dinámicas que constituyen la inequidad de género. Estas escuelas participaron en un experimento social diseñado por Lifting Limits para reflexionar sobre pequeños detalles sobre cómo se socializa y enseña en la escuela con respecto al género, además del rol que juegan estas dinámicas en la creación de prejuicios.

El programa fue puesto a prueba en un proyecto piloto con un año de duración. La muestra participante consistía de 270 miembros del personal educativo y 1900 alumnos. Estos son los resultados:

A un año del programa piloto de Lifting Limits

El sexismo que se ha colado en la plataforma educativa no es fácil de detectar, es común confundirlo con valores, tradición, el orden de las cosas o simplemente la manera en que por defecto vemos el mundo. Las escuelas comenzaron a darse cuenta de esto cuando vieron uno de los recursos educativos más fundamentales afectados por este desbalance: los libros de texto y de apoyo. “Tomamos todos los libros que incluían niñas y los separamos de los libros donde ellas no tenían líneas, al final nos quedamos con solo tres libros”, dijo un miembro de apoyo escolar de una de las escuelas participantes en el reporte de resultados.

Si no se incluyen imágenes femeninas en el currículum, o estas son escasas, el inevitable resultado es que solo los varones se verán propiamente reflejados en el material escolar y alentados a aspirar al futuro y considerar el potencial de lo que pueden llegar a ser; mientras que las niñas, por otro lado, tendrán que poner a trabajar mucho más su imaginación para verse reflejadas en un currículum que no las incluye en la misma proporción. Esto es invisibilización curricular y afecta seriamente las proyecciones a futuro de las niñas.

De la misma forma, un niño cuyas características y habilidades difieran de lo que socialmente se espera de los varones, también tendrá más problemas para hallar su vocación o terminará realizándose en un campo profesional que no desarrolle completamente su potencial ni capacidad de ser feliz con su trabajo.

“Tomamos todos los libros que incluían niñas y los separamos de los libros donde ellas no tenían líneas. Al final nos quedamos con solo tres libros”.

Para el final del programa, un significativo porcentaje de niños había liberado sus aspiraciones a futuro de las restricciones que implicaban los prejuicios de género. Al principio del año, 35 % de los alumnos pensaban que la enfermería era una profesión propia de un solo género (femenino), para el final, el 71 % consideraba que es un oficio para todos, sin importar que fueran hombres o mujeres. Y aunque el 71 % de los estudiantes que aspiraban a dedicarse a profesiones orientadas al cuidado de otros eran niñas, la proporción de las que querían desarrollarse en un campo científico subió para empatar a sus equivalentes masculinos.

Profesiones comúnmente asociadas con el género masculino, como constructores, también presentaron un cambio de percepción más inclinado a la equidad de género. En una de las escuelas participantes, el 55 % de los alumnos pensaba que el oficio de constructor era para todos, al final del experimento el número había subido a 82 %. A nivel global, la cantidad de alumnos que creían que el fútbol era un deporte para todos (hombres y mujeres) creció de 22 % hasta 70 %. De la misma forma, el número de niños que consideraba dedicarse a la docencia aumentó de 24 % a 42 %.

Este tipo de concientización es crucial, no solo para abrir las posibilidades profesionales de los estudiantes a futuro, sino para visibilizar tanto a mujeres en campos de actividad tradicionalmente masculinos, como a varones en los roles tradicionalmente femeninos.

Cómo combatir el sexismo sutil desde la docencia

Los maestros y el personal de apoyo educativo fueron los más sorprendidos con las reflexiones que propició el programa piloto. Desde las primeras auditorías comenzaron a detectar esas “banderas rojas” de sexismo que no se habían dado cuenta que proyectaban a sus alumnos. Comentarios que hasta ese momento consideraban inocuos como, “aguántate como hombre”, “hola muchachos”, “necesito un niño fuerte que me ayude a mover esto” o “ tu atuendo es genial, ¿lo escogió tu mamá?”, están cargados de estereotipos de género y percepciones sobre lo que tradicionalmente pertenece a comportamientos o habilidades femeninos o masculinos.

El experimento también sirvió para darse darse cuenta que los espacios también presentaban la típica generalización que considera el masculino como neutro o predeterminado. Los edificios estaban llenos de exhibiciones sobre el trabajo e historia de “El hombre”, como término para englobar a la humanidad completa. Y se mostraban los logros de figuras históricas masculinas que habían influido en la historia como inventores, exploradores, artistas y más. Sin asomo alguno de personajes femeninos importantes en la historia. La idea de hacer el ejercicio y análisis sobre esta práctica representativa, no es desprestigiar a los hombres cuyo trabajo se ha traducido en progreso y avance histórico. Es simplemente dejar de invisibilizar el trabajo de las mujeres que han servido al mismo propósito, permitirles convivir en el mismo universo histórico que sus equivalentes masculinos.

Es posible hablar de los avances científicos de Alfred Nobel en el mismo espacio que comentamos la relevancia de los descubrimientos y aportaciones de Marie Curie; reconocer el genio de Bill Gates o Steve Jobs sin dejar en un segundo plano a Ada Lovelace y Grace Hopper; así como admirar a personajes históricos como el general americano Douglas McArthur al mismo tiempo que reconocemos el legado de Nancy Wake u Odette Sansom. Estos ejemplos son cruciales para formar en los niños la idea de que los logros y oportunidades no están determinados por el género.. Por eso, las representaciones que usemos en el aula no deben estar sesgadas a un punto que visibilice a una mayoría masculina tan numéricamente superior a la femenina.

La clave para no caer en sexismo casual mientras se desempeña el rol de la docencia es esta. Entender que si bien, las diferencias físicas y biológicas entre sexos existen, estas no tienen porque tomar la dimensión social que han ocupado durante tanto tiempo. De acuerdo al reporte de Lifting Limits, la inequidad no existe porque tengamos estas discrepancias entre ambos sexos, sino porque socialmente nos centramos más en las diferencias que habilitan las ventajas de un género sobre otro, en vez de los puntos comunes que llevarían a una colaboración más equitativa. Este sería el principio más importante para tomar en cuenta como docente al momento de aproximarse al género como unos de los elementos que influyen en la experiencia educativa: Centrarse en lo que nos hace iguales y nos lleva a la cooperación, en vez de lo que nos hace diferentes y apunta a la disidencia.

Este artículo del Observatorio del Instituto para el Futuro de la Educación puede ser compartido bajo los términos de la licencia CC BY-NC-SA 4.0