Mostla, laboratorio para revolucionar la educación

En Mostla del Tec de Monterrey se pueden conocer y experimentar las megatendencias, con la finalidad de crear nuevos procesos de enseñanza.

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Alumnos del Tec de Monterrey en laboratorio Mostla de Realidad virtual y aumentada

En este espacio profesores y alumnos del Tec de Monterrey pueden conocer y experimentar las megatendencias, con la finalidad de crear nuevos procesos de enseñanza.

Foto: Rafael Ibañez

Por Dulce PontazaTecReview

Un grupo de estudiantes observa y explora detalladamente las texturas y los colores de 4,000 estructuras y órganos. Se han embarcado en un extraordinario viaje al interior del cuerpo humano. Toman y mueven los componentes de los sistemas que lo conforman, para analizarlos. Con gafas y controles de realidad virual (VR) se adentran, de una forma altamente realista, en nuestra fisionomía para mejorar su aprendizaje.

Ésta es una de las primeras prácticas que realizan estos alumnos del Tecnológico de Monterrey en Mostla, nombre que proviene del náhuatl y que significa “mañana”, un laboratorio de tecnologías educativas emergentes que tiene como finalidad reinventar los métodos de enseñanza de los profesores de la institución.

Los primeros pasos

En el futuro, se prevé que las universidades tengan sus propios salones de realidad virtual, similares a las bibliotecas. Desde hace 20 años, el profesor Ricardo Treviño González, de la Escuela Nacional de Medicina y Ciencias de la Salud, del Campus Monterrey, busca evolucionar sus métodos de aprendizaje. Treviño tuvo un acercamiento con la VR, gracias a una invitación que le hizo el ingeniero Jorge Alberto González López, del Tecnológico de Monterrey.

Después de probar y experimentar con la VR, el profesor Treviño se dio cuenta de que tenía una gran herramienta que podía utilizar en sus clases. “Me pareció genial. Una combinación visual muy interesante con enorme potencial, algo que a los jóvenes les gusta mucho. Yo dije: esto tiene futuro. Por supuesto, ya sabíamos que alguien en otra parte del mundo estaba haciendo cosas interesantes con esta tecnología”, recuerda.

Fue así como surgió la idea, del ingeniero González López, de crear un proyecto en conjunto para analizar cómo reaccionaban los alumnos con la implementación de esta tecnología en su aprendizaje. En el verano de 2017, llevaron a cabo un curso intensivo de anatomía y fisiología para estudiantes, con duración de cinco semanas, que consistía en realizar cuatro prácticas en las que los alumnos debían utilizar gafas de realidad virtual (equipo HTC Vive) para visualizar la anatomía humana a través del programa Anatomy 3D Organon.

Posteriormente, se le pidió a los estudiantes su opinión sobre estas prácticas por medio de un cuestionario anónimo. Los resultados fueron positivos en su aprendizaje, cuenta el profesor Treviño, ya que entre 78 % y 94 % de los alumnos respondieron que este método les ayudó a aprender conceptos de anatomía, mientras que a 89 % les fue sencillo aprender a usar el dispositivo.

Treviño observó que, con la implantación de la VR, los alumnos se enfocan en su aprendizaje y piden más retos. “Cuando la tecnología los atrapa, los atrapa bien. Te piden más. Yo les digo que vayan al laboratorio una vez por semana y algunos van dos o tres veces. Ellos son los que nos proponen cambios. Ellos son los que se adueñan de la tecnología”, asegura.

Un laboratorio de conocimiento

“A lo largo de los años hemos observado cómo la revolución industrial 4.0 ha ocasionado que muchas tecnologías estén avanzado de manera exponencial, cambiando rápidamente los diferentes mercados y definitivamente uno de los sectores es la educación” comenta el ingeniero Irving Hidrogo, líder de Proyectos de Innovación en el Departamento de Tecnologías para la Educación de la Vicerrectoría Académica y de Innovación Educativa, del Tecnológico de Monterrey.

Pero, ¿sabemos qué son y cómo funcionan las nuevas tecnologías?, ¿hemos tenido un acercamiento o experiencia con éstas?, ¿sabemos cuáles son sus beneficios y cómo se pueden implementar? Con la finalidad de acercar a la comunidad universitaria a éstas, el Departamento de Tecnologías para la Educación de la Vicerrectoría Académica y de Innovación Educativa tuvo la iniciativa de crear Mostla, un laboratorio de tecnologías emergentes que tiene como finalidad que profesores y alumnos las conozcan y las utilicen de una forma muy dinámica.

Mostla se encuentra en la parte baja del edificio de la Rectoría del Tecnológico de Monterrey, Campus Monterrey. Al entrar, se visualiza el equipo que representa a cada una de las megatendencias. El laboratorio cuenta con 70 dispositivos disponibles para que los usuarios los prueben. Algunos de éstos son, por ejemplo, impresoras y escaners 3D; pantallas con sistemas de video autogestionables, juegos, drones, una cámara que graba video 360°, así como instrumentos para conocer y experimentar la realidad virtual y aumentada, inteligencia artificial, telepresencia, el internet de las cosas y los asistentes virtuales de voz. En este sitio hay personal que orienta y apoya a los visitantes en cuestión de dudas o asesoramiento. El acceso es libre y los usuarios no necesitan agendar una cita para estar ahí.

El objetivo de este espacio es que, después de la experimentación, los docentes puedan implementar las tecnologías en sus clases para mejorar los procesos de enseñanza y, en el caso de los estudiantes, las puedan aplicar en la creación de proyectos en materias que estén cursando, así como realizar prácticas o trabajos.


Alumnos del Tec de monterrey en laboratorio Mostla de Realidad virtual y aumentada

El ingeniero Hidrogo explica que la iniciativa de la creación de Mostla se originó cuando, en acercamientos con personal de otras universidades y empresas de México, se dieron cuenta de que una parte no conocía las tecnologías emergentes y nunca las había probado. “¿Cómo es posible que nuestra sociedad esté pensando en proponer soluciones a nuestras problemáticas actuales utilizando estas tecnologías, cuando ni siquiera hemos tenido la oportunidad de probarlas?” Fue la cuestión que retumbó en la mente de quienes impulsaron la iniciativa.

En el año 2016, Mostla fue lanzado como un proyecto piloto, para que los profesores tuvieran la oportunidad de acercarse y probaran estas tecnologías. La respuesta fue bastante buena, ya que, en tan sólo una semana, 400 profesores asistieron dispuestos a conocer y a probar. Ante esta reacción positiva, se decidió que el laboratorio se convirtiera en un lugar permanente que formara parte del “ADN” de las instalaciones del Tecnológico de Monterrey.

No hay otro igual

Mostla es un espacio único en el mundo, así lo señala el ingeniero Hidrogo. Desde el inicio, la inspiración de su creación fue la necesidad de acercar a la comunidad Tec a las tecnologías emergentes. Sin embargo, se hizo una investigación para ver qué otras universidades a nivel mundial tenían proyectos similares.

En la búsqueda, se encontraron con la sorpresa de que no existen laboratorios de este tipo, aunque sí encontraron algunas similitudes con otros proyectos. Un ejemplo es la Universidad Estatal de Grand Valley de Michigan, Estados Unidos, que cuenta con un espacio que tiene una finalidad parecida a la de Mostla: acercar a la comunidad universitaria a las tecnologías. “Desde que lo conocimos, empezamos a tener pláticas con el personal para compartir lo que nosotros hemos estado observando al trabajar con estas herramientas tecnológicas y también a conocer lo que ellos han estado haciendo”, señala el ingeniero Hidrogo.

Existen instituciones que cuentan con otro tipo de laboratorios, como es el caso del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), que tiene el MIT Media Lab, un espacio dedicado al diseño de la invención y reinvención de tecnologías. “Eso es muy interesante para nosotros, ya que podemos aprender muchísimo de ellos, pues están creando tecnologías de punta”, señala el responsable de Mostla.

El profesor Ricardo Treviño González, convencido de que la implementación de la tecnología mejora el aprendizaje de los alumnos, actualmente desarrolla una aplicación que permite a los estudiante atender simulaciones avanzadas con pacientes por medio de su teléfono inteligente. Considera que la aplicación de tecnologías emergentes en la educación es una apuesta. “Apostamos. No estamos 100 % seguros, pero con base en los 20 años que tengo de experiencia, me he dado cuenta de que una clase tradicional o una lectura de un texto da cierta cantidad de información; sin embargo, el impacto es poco. Lo que estamos haciendo es brindar una forma más natural de aprender porque es una situación muy cercana a la realidad. Tiene cierto lado de interés, de adrenalina. Si pones adrenalina en una situación, el joven va a aprender mejor”.

Este artículo del Observatorio del Instituto para el Futuro de la Educación puede ser compartido bajo los términos de la licencia CC BY-NC-SA 4.0